sábado, 23 de enero de 2016

Mensaje de María Santísima

(María Santísima): Queridos hijos, hoy os invito de nuevo a todos a rezar más y con el corazón.

Comprended que soy la Madre incansable que repite siempre la misma canción: ¡Rezad, rezad, rezad! Hasta que no os convenzáis de que sin la oración no podéis ser santos, ni entrar en el Cielo, no dejaré de decíroslo: ¡Rezad!

Sólo con la oración de corazón podréis hacer crecer la llama del amor dentro de vuestros corazones. Para que ni el mundo, ni Satanás, ni vosotros mismos con vuestros pecados, relajaciones, negligencias y defectos podáis apagarla.

Sólo con la oración con el corazón crecerá en vosotros Mi Llama de Amor, esta llama os llevará a la caridad perfecta y la caridad perfecta, el amor perfecto a Dios, os llevará a la santidad.

Entonces cumpliréis lo que he venido a hacer aquí: transformaros en grandes santos y preparar al pueblo santo para Mi Hijo Jesús, que pronto volverá en gloria a vosotros.

Seguid rezando cada día mi Rosario y todas las oraciones que os he pedido.

Os bendigo a todos con el amor de Fátima, Banneux y Jacari».

(Santa Lucía): «Queridos hermanos, yo, Lucía os pido de nuevo: Abrid vuestros corazones a la verdadera Llama de Amor de la Madre de Dios que desea abrasar vuestros corazones hasta llevaros a la caridad perfecta, al amor perfecto a Dios que os hará verdaderamente santos.

Obedeced cada día con más perfección todo lo que Dios y Su Madre os piden Aquí, en sus Mensajes o a través de los superiores que hacen sus ratos con vosotros. El alma verdadera que ama a Dios obedece al Señor de todo corazón, ve en las órdenes recibidas de sus superiores a Él mismo hablándote a ti, a tu corazón y diciéndote lo que debes hacer cada hora, cada minuto del día.

La verdadera obediencia no es falsa, no es fingida. No pretende obedecer por delante y desobedecer por detrás. La verdadera obediencia es sincera, verdadera, fiel en todo momento, el alma fingida pronto será desenmascarada y abandonada por el Señor.

El alma verdaderamente sincera que obedece con amor será exaltada por Dios, será recompensada por Dios mismo. Pues la verdadera obediencia nunca quedará sin recompensa y premio, del mismo modo que la obediencia falsa y fingida nunca quedará sin castigo.

La verdadera obediencia nace del verdadero amor. El alma que tiene verdadero amor a Dios y a Su Madre siente alegría al obedecer. Y nunca, nunca en lo que desobedece, pues sabe cuán grande es el daño que causa al corazón de Jesús y de Su Madre.

Desenvainad, pues, vuestras espadas de dolor del Corazón de la Madre de Dios para tantas almas fingidas que parecen obedecer ante los demás, pero al dar la espalda desobedecen a la Madre de Dios en Sus Mensajes y peticiones.

Destripad el Corazón de la Madre de Dios, desenvainad las espadas del dolor que estas almas desenvainan sobre Su Corazón, obedeciendo verdaderamente con amor todos Sus Mensajes.

Para crecer en el amor verdadero, para que la llama del amor de la Madre de Dios crezca verdaderamente dentro de vuestros corazones, continuad rezando el Santo Rosario todos los días. Continuad renunciando a vuestra voluntad, a vuestras opiniones y en todo procurad hacer como los Santos diciendo: 'Quiero lo que Dios quiere y no quiero lo que Dios no quiere'.

Os bendigo a todos con amor desde Catania, Siracusa y Jacari».