Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 8 de noviembre de 2015
22º Aniversario De La Sagrada Medalla De La Paz 459ª Promoción De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora
Jacareí, 8 de Noviembre de 2015
22º Aniversario De La Sagrada Medalla De La Paz
459ª Promoción de la Escuela de Santidad y Amor de Nuestra Señora
Mensaje de Nuestra Señora
(María Santísima): «Mis queridos hijos, hoy, mientras celebráis aquí el Aniversario de la Revelación de Mi Medalla de la Paz, vengo de nuevo del Cielo con Mis Ángeles, para deciros: La Medalla de la Paz es la prueba de Mi gran Amor por todos vosotros.
Os la di para que fuera el escudo que os protegiera de las embestidas, de los asaltos, de las maldades que Satanás quería hacer contra vosotros, contra vosotras. Especialmente en la parte de las tentaciones espirituales, en lo que se refiere a las tentaciones espirituales.
Con Mi Medalla de la Paz tendréis la fuerza y las gracias especiales de Mi Corazón para vencer toda tentación de pecado, y para caminar firmemente por el camino del amor, de la fe, de la perseverancia en la gracia de Dios.
Mi Medalla de la Paz es la gran prueba del Amor que os tengo, hijos Míos, y os la di para que os protegiera también de los peligros del cuerpo, de los accidentes, de los robos, de las explosiones, de la muerte súbita y de tantos otros males. Y aquellos hijos Míos que lleven Mi Medalla con Amor tendrán siempre Mi protección, Mi gracia, Mi luz en cada momento de su vida, y estarán siempre cubiertos con Mi Manto protector dondequiera que vayan, dondequiera que estén.
Mi Medalla de la Paz es la gran prueba del inmenso Amor que os tengo, porque he venido del Cielo para daros este último Regalo. Este último escudo de protección de Mi Corazón en estos tiempos de la gran batalla decisiva entre Yo y el dragón infernal, para que tengáis la protección necesaria, para permanecer firmes e inconmovibles, imperturbables en esta gran guerra entre Yo y Mi adversario. Una guerra en la que todos estáis incluidos, y en la que debéis luchar a Mi lado contra él y sus secuaces de este mundo, que cada día propagan más el ateísmo y las tinieblas del pecado por todas partes.
Con este escudo venceréis como el emperador Constantino vio la Cruz de Mi Hijo en el Cielo y oyó la voz que Él dijo: Con este signo venceréis. Así también, hijos Míos, con este signo de Mi Medalla venceréis la batalla final entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, entre Dios y Satanás, entre Mí y la serpiente infernal.
Por eso, hijos Míos, os invito a todos a llevar Mi Medalla con redoblado amor, fervor y afecto. Pedidme las gracias a través de ella, y Yo os las daré, especialmente en los momentos de tentación, sostenedla con fe y amor, rezad Mi Rosario, y veréis que Yo os daré la fuerza para renunciar a la voluntad de vuestra carne y a toda tentación de Satanás.
Continuad rezando todas las oraciones que os he dado aquí, porque a través de estas oraciones, aumentaré cada vez más la intensidad de Mi Llama de Amor en vuestros corazones. Y cuanto más recéis Mis oraciones con el corazón, más aumentará Mi Llama de Amor en vosotros, y actuará poderosamente en los corazones de todos vosotros.
Hijos míos, apresurad vuestra conversión, porque el plazo para la conversión del mundo está a punto de terminar, y muchos de Mis hijos ni siquiera Me conocen ni conocen a Mi hijo Jesús. Dos tercios de la humanidad todavía no Me tienen como Madre y todavía no tienen a Mi hijo Jesús como Señor.
Por eso os pido que vayáis a todas partes y hagáis los grupos de oración que tantas veces os he pedido que hagáis, para que podáis tocar los corazones de Mis hijos y llevarlos a Mí y a Mi hijo antes de que sea demasiado tarde.
También hijos Míos, quiero deciros que para que tengáis Mi Llama de Amor, es necesario que renunciéis a la voluntad de vuestra carne, a vuestras opiniones y también a las cosas mundanas. De lo contrario, aunque ponga Mi Llama de Amor en vuestro corazón, será apagada por el amor a los placeres, el amor a las cosas mundanas y el amor a vuestra voluntad.
Por eso os ruego, hijitos: renunciad a vuestra voluntad, para que Yo pueda poner Mi Llama de Amor en vuestro corazón. No seáis como Nuestros primeros padres Adán y Eva, que poseían esta Llama de Amor en toda su plenitud, pues estaban en completo estado de gracia. Eva amaba su propia voluntad más que la de Dios, por lo que cayó en la tentación de la serpiente. Adán amaba a su mujer más que a Dios, por lo que cayó con ella en la tentación de la serpiente. Y ambos perdieron la gracia de la Llama de Amor en plenitud, y también el estado de gracia santificante, la inmortalidad, la inmunidad al dolor, la visión de Dios y de los Ángeles, y todos los demás Dones preternaturales que poseían.
Vosotros, hijos Míos, no seáis así, no hagáis eso. Porque si preferís las cosas mundanas, vuestra propia voluntad y la voluntad de vuestra carne, perderéis todas las gracias que ya os he dado, e incluso perderéis la mayor de todas las gracias: Mi Llama de Amor.
Un alma ocupada por el pecado, ocupada por el amor desmesurado a las cosas mundanas y a su propia voluntad, no puede poseer Mi Llama de Amor. Por eso te digo: renuncia a todas estas cosas, y entonces te daré Mi Llama de Amor como nunca te la he dado desde los orígenes del mundo.
Y entonces, la santidad te resultará fácil, las obras que han hecho los Santos también te resultarán fáciles de hacer. Y entonces comprenderás cómo el camino de los justos es dulce y suave, mientras que el camino de los pecadores es amargo y conduce a la muerte.
Con Mi Llama de Amor sentirás en tu corazón el amor propio de Dios, la caridad perfecta. Amarás a Dios como Le aman los Ángeles en el Cielo, vivirás unido a Dios como ya viven con Él los Santos en el Paraíso que vivirás ya en la Tierra. Y con Mi llama de Amor vosotros, hijos Míos, comprenderéis tantas cosas bellas, tantos misterios, tantas cosas sublimes de Dios, que poco a poco se os irán haciendo claras y límpidas.
Entonces, vuestras almas exultarán, se regocijarán de alegría en Dios y en Mí. Os daré a probar, el conocimiento de Mis privilegios de Mi gloria, de Mi sublime posición como Madre de Dios, y de Mis Misterios que no puedo dar a conocer a los que no tienen Mi Llama de Amor.
Sobre todo, Mi Llama de Amor os dará ese estado de gracia y ese casi estado de bienaventuranza que disfrutan los Santos, que disfrutan los bienaventurados, que disfrutan los elegidos allá arriba en el Paraíso, en la visión de Dios.
Y vosotros, hijos Míos, tendréis esta alegría, esta vida divina, esta beatitud llenando todo vuestro corazón y toda vuestra alma. Así pues, abrid vuestros corazones a Mi Llama de Amor, y os prometo que no os arrepentiréis, os haré los hombres más felices que jamás hayan pisado la tierra.
Y a través de vosotros Mi Llama de Amor irradiará de corazón a corazón abrasando toda la tierra y transformándola en el horno ardiente del amor al Señor y vendrá a este mundo el Reino del Corazón de Mi hijo Jesús unido al Mío.
Y, por fin, tendréis los nuevos Cielos y la nueva Tierra y ese tiempo de santidad, de amor a Dios, de bondad y de felicidad que os he estado preparando durante tanto tiempo. Tiempo preparado con tantas oraciones, dolores, lágrimas, sacrificios y gemidos de los justos, que unidos a Mis súplicas, Mis oraciones y los méritos de Mis Lágrimas y Dolores os traerán el Milagro de la Misericordia Divina para este mundo.
Os bendigo a todos con gran amor desde Lourdes, desde Fátima y desde Jacareí.
Paz Mis amados hijos, Paz Marcos, el más obediente y dedicado de Mis siervos».
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