lunes, 8 de diciembre de 2014

Mensaje De Dios Padre Eterno Y Nuestra Señora Fiesta De La Inmaculada Concepción - Día De La Gracia Universal - 353ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora

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Jacareí, 08 de Diciembre de 2014

Fiesta De La Inmaculada Concepción - Día De Gracia Universal

353ª Clase de la Escuela de Santidad y Amor de Nuestra Señora

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Mensaje de Dios Padre Eterno y de Nuestra Señora

(Dios Padre Eterno): "Mis amados hijos, hoy me alegro con vosotros en la fiesta de Mi amadísima Hija María.

Me regocijo con vosotros en el día en que creé Su alma Inmaculada y la infundí en Su sagrado cuerpecito que ya tenía siete días de formación, tantos como los días en que creé el mundo y luego descansé. Porque María es la nueva creación, María es Mi nuevo mundo de Amor, María es la nueva humanidad recreada por Mí libre de la mancha original, toda llena de Mi bendición, toda llena de Mi predilección, toda llena de Mi Amor, toda llena de Mi benevolencia, toda amiga Mía.

¡Ella es la Inmaculada Concepción! Ella es tan Inmaculada que es la pureza misma. Es tan Santa que es la Santidad misma. Está tan llena de Mi Amor que es el Amor mismo. Está tan llena de Mi Paz que es la Paz misma.

Envié a Mi Hijo al mundo a través de ella, y quiero que todos los hombres vengan a Mí también a través de ella. Quiero que vengáis a través de María, que es la Escalera del Cielo, la Puerta del Cielo y el camino a través del cual os envié a Mi Hijo, y quiero que vengáis a través de ella a Mi Hijo hasta que lleguéis a Mí.

Yo soy vuestro Padre que os ha dado esta Madre resplandeciente, resplandeciente de belleza para que sea para vosotros en la vida Luz que ilumine vuestros pasos en medio de tanta oscuridad, Paz en medio de tanta violencia, guerra y odio, para que sea vuestra Protectora en todas las asechanzas de satanás para que no caigáis en el pecado.

Te he dado esta Madre para que sea tu apoyo, maestra, modelo y el camino por el que subirás fácilmente hasta Mí en el Cielo.

Te he creado con tanto Amor y, sin embargo, la mayoría de Mis criaturas sólo Me pagan con ingratitud. Utilizan los Dones y Talentos que les he dado para ofenderme, para ofender a Mi Hijo, para ofender al Espíritu Santo. Me contradicen sin cesar con pecado sobre pecado.

No he cambiado a Mis hijos, soy el mismo Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Moisés y de los Profetas. Soy el Dios de vuestros Padres. Y como no he cambiado, así como no perdoné a Sodoma y Gomorra e hice llover sobre ellas fuego del Cielo, hasta que no quedó ni rastro de ellas. Así tampoco toleraré eternamente los crímenes de esta humanidad.

Castigaré como nunca antes lo he hecho, pues así como soy un Padre Misericordioso que siempre perdona al pecador sinceramente arrepentido. También soy un Padre Castigador para los que se burlan del Nombre, para los que pisotean la Sangre de Mi Hijo crucificado, para los que pisotean las Lágrimas de Mi Hija María.

Y por eso castigaré con fuego diez veces más ardiente que el que cayó sobre Sodoma y Gomorra, porque esta generación malvada, de corazón duro, que ama el pecado y desprecia Mi Amor, esta humanidad ha ido demasiado lejos. Ya no puedo tolerar que la madre mate al niño que lleva en su propio vientre sólo por egoísmo, para librarse de la responsabilidad.

No toleraré más que el mundo continúe ofendiéndome con pecados de sensualidad, de impureza, también con pecados que traicionan la verdad conocida como tal: la negación de Mi Palabra, de los Dogmas de Mi Iglesia, negación hecha por los mismos sacerdotes, obispos e incluso papas de Mi Iglesia.

No permitiré que Satanás siga burlándose de Mí por haber seducido a toda la humanidad a la rebelión contra Mí. Mostraré Mi poder, mostraré que sigo siendo el Señor de todas las cosas y que sin Mí la humanidad no subsiste.

¿Ves esta gran sequía que asola tu país? Es el castigo por vuestros pecados. Despreciáis a Mi Hijo Jesús, despreciáis a Su Madre, despreciáis Mis Mandamientos, despreciáis Nuestros Mensajes. Por eso, ya no os envío la lluvia del Cielo, y por eso os azote con la sed, para que os convenzáis de que sin Mí, ni siquiera tenéis lo esencial para vivir, «Agua», la cosa más simple del mundo, Agua, para que veáis que Yo soy el Señor de todas las cosas.

Pero si hoy, si hoy te arrepientes, haré llover sobre ti mucho más que agua natural, haré llover sobre ti ríos de Gracia, ríos de Bendiciones, ríos de Misericordia, que transformarán tu vida en un mar torrencial de Gracia, y cuanto más bebas de este mar de Gracia, más tendrás que beber sin cesar.

Yo, vuestro Padre, ya llevo aquí un año viniendo con María, para llamaros a la conversión, para llamaros de nuevo a Mi Corazón. Pero cuántos de vosotros seguís siendo duros como el acero, fríos como bloques de hielo, insensibles como frías piedras de mármol.

¿Qué queréis, hijos míos? ¿Queréis ver Mi rostro? Ah, aún no sois dignos de ello. Si lo deseáis, os mostraré Mi Rostro, pero enfadado por vuestra dureza de corazón.

¿Qué más queréis? Hoy acabo de darte a través de María Mi señal sobre el sol para mostrarte que Yo ya estaba en camino hacia este lugar, que ya bajaba a tu encuentro para hablarte, para bendecirte, para salvarte una vez más.

¿Qué queréis? ¿Quieres ver a María? Oh, no! Si pudierais ver a María, la veríais llorar lágrimas de sangre por vuestra dureza de corazón, por vuestra frialdad, por vuestros pecados de pensamiento, palabra, obras, pereza, omisiones, falta de voluntad para cumplir Nuestra Voluntad, y seguro que no queréis ni podéis soportar ver a María llorando lágrimas de sangre por vuestras faltas.

Así pues, corazones duros, generación malvada, generación desobediente, inclinad vuestros servicios ante Mí, rendíos a Mi Amor. Sois una generación orgullosa, exigís las señales primero para creer y ver Mi Gloria después. No! Tened primero fe en Mí, abrid primero vuestro corazón, y entonces veréis Mi gloria, veréis Mis gracias, veréis Mis maravillas en vuestra vida.

¡Yo soy tu Padre, Yo soy tu Creador! Vuelve a Mí, criatura, ábrete oh tierra, porque Yo ya estoy volviendo a ti. Abre tus brazos y tu corazón para recibirme, vuelve tu mirada a Mi mirada que te transmite todo Mi Amor que te da la certeza de que no te castigaré, ni te condenaré si aún hoy oigo salir de tus labios y de tu corazón la palabra Abba Papai. Sí, ya no quiero ofenderte, he pecado contra el Cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.

Si Me dices esto, te perdonaré, cambiaré tu vida y volveré a poner en tu dedo el anillo de Mi Amistad, las sandalias de Mi Gracia, la vestidura celestial de pureza y todos los Dones de Mi Benevolencia. Y en verdad derramaré sobre tu cabeza el aceite fragante de Mi unción, de Mi bendición, que te acompañará y te hará feliz todos los días de tu vida en la tierra.

Camina en santidad en Mi presencia, camina en santidad ante Mis ojos generación, camina en santidad ante Mí generación, pueblo Mío. Hija Mía que Me escuchas ahora, pues es la santidad la que te hace semejante a Mí y la que te hace sentirte verdaderamente orgullosa de Mí, Me complace en ti, Me regocija en ti.

Dame tu Amor, no quiero que hagas cosas asombrosas, sólo quiero una cosa: que simplemente Me ames, y que la finalidad de tu vida, de tus obras, de tus acciones sea sólo agradarme, glorificarme, alabarme, hacerme amar y conocer.

Yo soy el Amor, el Amor soy Yo, y todo el que procede de Mí, tiene Amor, es Mi hijo, ha nacido de Mí. Y el que ha nacido de Mí ama lo que Yo amo y odia lo que Yo odio. Si no odiáis la impureza, la mentira, la deshonestidad, las vanidades, los odios criminales, si no odiáis los deseos de la carne, si no odiáis la soberbia de la vida, Mi Amor no está en vosotros, Yo no estoy en vosotros.

El que está en Mí, ama lo que Yo amo, odia lo que Yo odio, es semejante a Mí en Mis sentimientos, en Mis palabras y en Mis obras. Haz lo que Yo hago, obra como Yo obro, y estate siempre en Mí y Yo en él. Ábreme tu corazón para que Yo viva en ti, quiero darte la verdadera vida en Mí a través de María y ella a su vez te llevará a Mi Hijo y Mi Hijo te llevará a Mí. Entonces cenaremos juntos y grande será Nuestra alegría por toda la eternidad.

Yo soy tu Padre y deseo que te acerques a Mí, que crees lazos de Amor Conmigo. Habladme más a menudo, confiadme vuestras necesidades, alabadme, pensad en Mí para actuar con vosotros, trabajar con vosotros, buscad saber más de Mí, de Mi Amor. Para que entonces, de verdad, pueda dar a vuestros corazones la semejanza de Mí. Dad a vuestros corazones, a vuestras almas la semejanza misma de Mi belleza, la semejanza de Mi Amor, la semejanza de Mi propio Corazón.

Y entonces Mi Corazón en vuestro Corazón realizará obras maravillosas para la salvación de la humanidad.

Hijos míos, convertíos rápidamente. No seáis duros de corazón como Mi pueblo que caminó con Moisés por el desierto, para que no tenga que castigaros de repente como hice con aquel pueblo recalcitrante.

Más bien, sed como María, sed como Mis santos que mansamente siempre dijeron «sí» a Mi voz, y siempre caminaron en Mi Voluntad, en Mi Gracia, en Mi Paz

¿Quieres saber qué es la Paz? La Paz es Mi Voluntad. Quien hace Mi Voluntad vive en Paz, quien está en Mi Voluntad está en Paz. Quien conoce Mi Voluntad y vive Mi Voluntad, conoce la Paz y vive en Paz.

Hoy, en el día en que todo el Cielo se regocija Conmigo y con vosotros, por la Creación del Alma de Mi Princesa María, libre de toda mancha de pecado.

Te bendigo con gran Amor y generosamente ahora".

(María Santísima): "¡Yo soy la Inmaculada Concepción! Hijos míos, hoy, al celebrar la Solemnidad de Mi Inmaculada Concepción, os invito a elevar vuestra mirada hacia Mí, vuestra Madre Inmaculada.

Desde el primer instante de Su existencia preservada, libre de toda mancha de la culpa del pecado original, del pecado habitual. Toda bella, Tota Pulchra, toda llena de Gracia. Y para llenarte de esperanza porque hoy afirmo solemnemente: La Inmaculada Concepción triunfará, ¡la Inmaculada Concepción triunfará!

Sí, ¡Yo la Inmaculada triunfaré sobre Satanás! Porque fui preservada del pecado original, nunca estuve bajo la tiranía del demonio, nunca fui enemiga de Dios, nunca fui aliada de Satanás, nunca fui amiga del enemigo, del adversario del Señor, nunca estuve bajo su influencia.

Y por eso ya en Mi Inmaculada Concepción fue aplastada su cabeza, la cabeza del enemigo, porque aquel que se creía el vencedor seguro, el dominador del mundo. Aquel que se jactaba de haber llevado a Nuestros primeros Padres, a adorarse y amarse a sí mismos más que a Dios, hasta el punto de despreciar el Amor de Dios y el mandato de Dios. Aquel que les había prohibido comer del fruto prohibido de la vida, el conocimiento del bien y del mal. El que se jactaba de haber arrojado a toda la humanidad a la desgracia del pecado, que se transmitió de generación en generación a los descendientes de Adán y Eva. Al que se jactó de haber abierto entre Dios y el hombre un abismo infranqueable, un abismo indestructible, Yo le aplasté la cabeza.

Porque con Mi Inmaculada Concepción y Mi «sí», el abismo entre la criatura y el creador fue destruido. El Salvador se encarnó en Mi vientre, el Verbo se hizo carne y, viviendo, sufriendo, obedeciendo al Padre, muriendo y resucitando entre vosotros, os abrió las puertas del Cielo cerradas por el primer pecado. Y Yo, como Corredentora del mundo entero, colaboré con Mis sufrimientos aceptando libremente padecer con Jesús para ayudar en la obra de vuestra Redención.

En Mi Inmaculada Concepción, en Mi Nacimiento, en Mi «sí», en Mi vida, en Mis Dolores y Lágrimas, la cabeza de la serpiente fue aplastada, su orgullo fue humillado, su reino fue roto. Y dejó de tener la última palabra sobre la humanidad y de gloriarse de tener a todos los hombres bajo su tiránica esclavitud.

La Inmaculada Concepción triunfará y yo, que nunca, que nunca he estado bajo el poder del demonio, nunca he estado sometida a él y nunca he sido vencida por ninguna de sus tentaciones. Derrotaré pronto a este enemigo, le arrebataré la humanidad que ha alejado de Dios, liberaré a todas las familias, purificaré a Mi hija la Iglesia que está leprosa por los errores, por la apostasía, por la falta de fe, por la negación de los Dogmas que han arraigado en su interior, por los errores que han arraigado en su interior.

Traeré a la Iglesia, a las familias, a las naciones todas de vuelta al Padre Eterno, a través de Mi Hijo Jesús, por un Milagro de Amor de Mi Corazón Inmaculado.

La Inmaculada Concepción triunfará de una manera extraordinaria, asombrosa, única, secreta, misteriosa, conocida sólo por Ella la Inmaculada, por Mí y por el Señor. Y Satanás se encontrará como por arte de magia con la nada, y conoceréis la nueva era de gracia, paz y felicidad que Yo os traeré. De vosotros sólo pido; Confianza, Fe, Esperanza, Perseverancia en la Oración.

¡Reza el Rosario! Cuando rezáis el Rosario ahí comienza vuestra salvación, el Padre Eterno prometió no negar nada al alma que Nos sirve cada día por el Rosario y hoy Yo también prometo, que la familia que reza Mi Rosario cada día, no se perderá y hasta la milésima generación haré todo para salvar a sus descendientes. Es decir, su linaje no se perderá aunque el demonio lo intente y aunque su apariencia demuestre lo contrario.

Yo salvaré a todos los miembros de este linaje, de esta familia, y los reuniré a todos bajo Mi Manto en el Cielo, porque Mi Rosario es la Oración que el Cielo mismo bajó a la Tierra, bajó al mundo para daros el Padre Nuestro, la Oración de Mi Hijo, el Ave María, la Oración que Dios mismo rezó a través de Su Ángel Gabriel, Su Mensajero en la Anunciación ante Mí, el Gloria al Padre que os conduce a la glorificación perfecta de la Santísima Trinidad. Esta Oración romperá el infierno, destruirá las herejías, extirpará todos los vicios y hará que la Paz triunfe en el mundo sobre toda violencia y guerra.

Continuad rezando todos los Rosarios que os he dado aquí, todas las Horas de Oración que os he dado aquí, porque a través de ellas, cada día, Yo embellezco vuestras almas, y las voy haciendo, día tras día, poco a poco, paso a paso, más inmaculadas y más semejantes a Mí. Para que cuando Mi hijo Jesús vuelva encuentre a Mi lado a Mi ejército de inmaculadas para darle gloria, adoración y alabanza por los siglos de los siglos.

¡Os quiero tanto! Todos los que estáis aquí sois inmensamente amados por Mí. Os he llamado, os he elegido, he escrito vuestros nombres en Mi Corazón Inmaculado, y os pido hijitos: perseverad en la oración, porque sólo a través de la oración puedo actuar en vuestras vidas, obrar milagros en el mundo y conduciros a la victoria definitiva de Mi Corazón. Quedan tan pocos momentos antes de Mi Triunfo, perseverad, porque sólo los que perseveran y velan serán coronados como vencedores.

Yo, la Virgen María, por haber sido concebida Inmaculada, pude cumplir digna y perfectamente Mi vocación y Mi misión de Madre de Dios. Os invito también a vosotros, hijitos, a ser Inmaculados interior y exteriormente, para que podáis también cumplir plenamente en vuestra vida la voluntad de Dios, vuestra vocación. Sin que nada obstaculice ni se interponga en el camino de vuestra alma para volar, para subir al encuentro del Señor que os ama y que os llama con los brazos abiertos para santificaros, salvaros y daros la corona de la vida.

A todos hoy, Yo, vuestra Comandante Celestial, la Inmaculada Concepción doy la Indulgencia plenaria a todos los que llevan Mi Escapulario Azul, todo el año y toda la vida, a los que llevan Mi Medalla Milagrosa con Amor, a los que Me rezan todos los 8 de cada mes honrando a Mi Inmaculada Concepción, a los que hacen todas Mis Horas de Oración y Rosarios Meditados. Os bendigo desde Lourdes, desde Caravaggio y desde Jacareí.

Y ahora os doy otra Bendición, Mi Bendición Especial, que permanecerá en vuestros cuerpos y en vuestras almas hasta el final de vuestras vidas, para que a través de vosotros emane Mi Gracia y realice las maravillas del Señor.

A todos os bendigo ahora".

(Marcos): "¡Gracias querida Madre! ¡Muy agradecido! Y tú Padre Mío de Amor ¿cuándo volverás de nuevo con tus Palabras de Vida Eterna? Sí, estaremos Aquí".

(María Santísima): «Paz hijos Míos, hasta pronto, paz Marcos el más trabajador y dedicado de Nuestros Siervos».