Soy el dador de vida. Quien no cree en Mí vive en la muerte.
Soy la vida. Quien no cree en Mí, aunque esté vivo, se marchita y muere.
Soy el agua de la vida. Quien no bebe de Mí morirá eternamente.
¡El que viene a Mí y bebe de Mí, tiene vida eterna!
El vaso en el que me derramo y me doy a beber a las almas es LA VIRGEN MARÍA, Mi Mística Esposa.
¡El único cáliz limpio, puro y cristalino en el que puedo derramarme y en el que puedes beberme y recibirme en tus almas, es LA VIRGEN MARÍA!
No vengas a Mí, por lo tanto, con los cálices contaminados de tus almas, llenos de pecados.
Si vienes a Mí a través de MARÍA y con Ella, me derramo tan abundantemente en ti, hasta que Mi Gracia rebosa en tus almas.
MARÍA sola es suficiente:
Pura, para recibirme;
Buena, para poseerme;
Santa, para guardarme;
Inmaculada, para contemplarme;
Digna, para hablarme;
Fiel, para no perderme;
Grande, para contenerme;
Alta, para alcanzarme;
Pequeña, para esconderme en ella;
Luminosa, para brillar en ella;
Leal, para merecerme!
Ven, pues, a Ella, y vendrás a Mí. Si vienes a Mí sin ella, nunca vendré a ti.
Soy el viento impetuoso que ninguna criatura puede abarcar o contener.
Vengo a soplar sobre ti tan fuerte hasta empujarte hacia adelante, hasta que alcances la cumbre de la santidad!
Vengo a moverte hacia adelante e incluso a arrastrarte del punto letárgico donde te encuentras e incluso a romper los lazos de tus apegos personales hasta que seas lo suficientemente ligero para que te levante, te levante, y te lleve a la cumbre de la santidad para que Me complazca en ti y tú en Mí.
¡Oh! ¡No Me resistas!!! ¡No te demores!!! ¡No escuches todo el tiempo sin llegar nunca a conocer!
Ven, pues, porque quiero respirar Mi aliento santificador y derramar los torrentes de Mi Amor en ti!
Renuncia a tus apegos y pecados, uno por uno, y verás que Mis Brazos se acercarán a ti y a los tuyos a Mí. En cada renuncia fortaleceré los lazos entre tú y Yo hasta que nos hagamos uno!
Paz, Marcos, Mi Mensajero favorito y blanco de Mi Amor!
Paz a todos! Mis amados.