jueves, 11 de abril de 2013

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Este día durante la oración tuve dos visiones: la primera, vi un hermoso Ángel descendiendo del cielo, enorme, era San Miguel el Arcángel, todo vestido de blanco. Sus vestiduras brillaban muy intensamente y estaba en medio del Océano Atlántico. Parecía que la tierra era demasiado pequeña para contenerlo, ya que sus pies tocaban la parte que dividía los continentes de un extremo a otro. Sostenía una lanza y cuando posicionó sus pies en la tierra golpeó las aguas del océano con la lanza como si la estuviera perforando, causando que las aguas se elevaran un poco y ondularan.

No escuché nada de sus labios, solo tuve esta visión que entenderé más adelante por qué hizo esto.

Luego tuve otra visión: un corazón humano que estaba lleno por dentro, como si fuera pesado. Era oscuro, casi como si estuviera podrido. Vi una mano que se acercó a este corazón y con su dedo abrió este corazón tan fácilmente como si lo hubiera cortado. Vi muchas piedras negras y oscuras saliendo de él que lo estaban destruyendo y entendí que era el corazón de aquellos que no viven su fe y que se han alejado de la santa comunión de Dios. Debemos interceder mucho por la apertura de los corazones endurecidos. ¡Es urgente rezar por ellos! Muchos están caminando por el camino de los pecados de impureza y adulterios. Debemos creer más y dejar de ser desobedientes.

Desapareciendo estas dos visiones, vi a Santa Gemma Galgani. Ella me transmitió el siguiente mensaje:

Los hombres no cumplen la voluntad de Dios porque son desobedientes al no obedecer los llamados de Dios a través de la Bienaventurada Virgen. La desobediencia los lleva al pecado. Quien desea pertenecer a Dios debe aprender a ser obediente. La obediencia es el camino a la santidad que conduce al Corazón de Jesús. Aprendan a poner en práctica los llamados del cielo para que siempre tengan la bendición de Dios.