miércoles, 27 de enero de 2016

Llamamiento de María, Rosa Mística, a Sus Amados y al Pueblo de Dios.

¡Hijitos, No Más Comuniones en la Mano, Ni Más Laicos Distribuyendo la Comunión Porque Este Sacrilegio Está Haciendo Perder el Alma a Mucha Gente!

Hijitos de mi corazón, que la paz del Señor esté con todos vosotros.

Mis pequeños, se están cometiendo muchos sacrilegios con la Sagrada Eucaristía. Mi Hijo está siendo insultado en su Divinidad por las manos indignas e impuras de mis hijos laicos. Como Madre del Hijo de Dios y Madre de la humanidad, os pido, amados hijos míos, ¡que detengáis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía, ni más comunión en la mano! El Cuerpo y la Sangre de Mi Hijo están siendo ofendidos por muchos laicos que se arrogan poderes que sólo corresponden a los sacerdotes y a otros ministros consagrados, como: el Papa, los Cardenales y los Obispos. Ninguna mano que no haya sido consagrada por el ministerio sacerdotal puede tocar a mi Hijo.

Hijitos, es espantoso el número de abusos eucarísticos que cometen los llamados Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. Muchos de mis hijos laicos, con la complacencia del sacerdote, están ejerciendo el ministerio de la Eucaristía en muchas iglesias; la soberbia es moneda corriente en muchas de ellas y se está llegando al extremo de que los laicos acaban tomando muchas decisiones que debería tomar el sacerdote. Qué dolor siento en mi corazón, al ver cómo muchos de mis hijitos laicos profanan los vasos sagrados, tomando del Sagrario con sus manos indignas el Cáliz donde permanecen las Hostias consagradas. Yo os lo digo: ¡Sólo las manos consagradas de mis amados sacerdotes pueden tocar el Cáliz con las Hostias consagradas, y sólo sus manos pueden distribuir la comunión!

Os lo ruego, mis queridos hijitos: No deleguéis más este sagrado ministerio en mis hijitos laicos; no os hagáis los culpables; ¡dejad vuestra comodidad y cumplid el ministerio sacerdotal que se os ha conferido! Os pregunto, amados míos: ¿cómo responderéis mañana a mi Padre, por todos los abusos y ofensas que muchos de vosotros estáis cometiendo sobre la Divinidad de Su Hijo? ¡El Cielo llora conmigo, viendo cómo Jesús Sacramentado es ofendido y deshonrado en tantas de sus Iglesias!

Mi adversario disfruta con cada profanación que recibe mi Hijo. Muchas Hostias consagradas se están perdiendo y van a parar a Iglesias satánicas para la celebración de misas negras. Mi adversario se ha infiltrado en muchas de las Iglesias de mi Hijo, a través de muchos ministros extraordinarios de la Eucaristía que le sirven robando Hostias consagradas para los cultos satánicos. Se venden miles de Hostias consagradas y su precio varía según el ministro de la Iglesia que las haya consagrado. Una Hostia consagrada por el Papa, un Cardenal u Obispo, se paga a un alto precio y con ellas se realizan rituales satánicos especiales en Su Iglesia para dañar el Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo. Los satánicos destruyen comunidades religiosas y sacerdotales con estas hostias consagradas por ministros de alto rango de la Iglesia. Mis amados, os pido que detengáis este ultraje a la Divinidad de mi Hijo, que realizan mis hijos laicos. Cada insulto y profanación que recibe mi Hijo es una espada que atraviesa mi corazón. En el infierno yacen muchos de mis amados que, en vida, permitieron estos abusos a la Divinidad de mi Hijo, y con ellos hay muchos laicos, ministros extraordinarios, cuyo orgullo espiritual no les permitió reparar y pedir perdón a Dios por tan vil abuso.

Como Madre de las almas consagradas, en esta mi invocación como Rosa Mística, os pido, mis amados hijos, de todo corazón, que cuanto antes detengáis este ultraje y ofensa que se ha cometido contra la divinidad de Mi Hijo; para que mañana no tengáis nada que lamentar. Hijitos, ¡no más comunión en la mano, ni más laicos distribuyendo la comunión, porque este sacrilegio está haciendo perder el alma a muchos!

Vuestra Madre María, Rosa Mística.

Da a conocer mis mensajes a toda la humanidad.