martes, 10 de septiembre de 2013

¡Orad, hijos Míos, pues vuestra oración mitiga muchas cosas y destroza los planes del maligno!

- Mensaje nº 266 -

Hija mía. Mi querido hijo. La gracia del Señor es tan importante para ti. Sin ella no eres apto para vivir, tanto te ama tu Señor y Padre que la extiende y da incluso a estos hijos Suyos que se apartaron de Él, para que tengan la oportunidad de volver al camino recto y regresar a Él, el Padre Todopoderoso.

Hija Mía. Di a todos Nuestros hijos que se arrepientan y den su Sí a Mi Hijo, que es hermano de todos vosotros y sufrió en la cruz por vosotros, por cada uno de vosotros, y después murió para resucitar y mostraros el camino hacia el Padre.

Hijos Míos. Mis hijos tan amados por Mí y por Nosotros. ¡Volveos! ¡Corred hacia el Padre! ¡Rezad por vosotros y por vuestros seres queridos y rezad por todos los hijos perdidos de ésta, vuestra tierra, para que el Espíritu Santo del Padre actúe en ellos y en vosotros!

Rezad al Padre por la gracia de la conversión del mundo entero, porque sólo así entrará la paz en el corazón de los hombres, ¡sólo así podréis encontraros en el amor y vivir los unos con los otros con amor y respeto!

Rezad, hijos míos, rezad. ¡La oración es vuestra arma en la lucha contra el mal! ¡Os ayuda a ser y a manteneros fuertes! ¡Cambia! ¡Purifica! ¡Convierte! ¡Sana! ¡Y da paz, plenitud y gran alegría!

¡Rezad, hijos míos, porque vuestra oración mitiga muchas cosas y destroza los planes del maligno! Así que rezad, queridos hijos, ¡y rezad con amor y fervor! ¡Vuestra oración será escuchada! ¡Vuestra oración será escuchada, siempre que esté de acuerdo con la voluntad de Dios, vuestro Padre! Es decir, ¡no reces por riquezas y beneficios terrenales, sino reza por tu alma y por la salvación de tus hermanos y hermanas!

Reza por la paz en los corazones de todas las personas y, en especial, de las que están descarriadas por la bestia, ¡la raíz de todos los males! Rezad, rezad, rezad y no se extenderá más la guerra, no caerá más sufrimiento sobre vuestra tierra, sino que el amor del Señor tocará todos los corazones y os salvará de lo peor.

Ésta, mis tan amados hijos , es la gracia del Señor, que, a través de la oración de todos vosotros, será aún mayor, aún más poderosa y enviada en el más puro amor a la tierra y a los corazones de los hombres. Inunda vuestra tierra, y cuanto más recéis, más corazones se ablandarán y más almas se convertirán.

Cree y confía, porque así será.

Os amo.

Tu Madre en el Cielo con Jesús.

Madre de todos los hijos de Dios y Salvadora del mundo. Amén.

Jesús: Gracias, hija Mía.