miércoles, 4 de septiembre de 2013

¡Es tu camino de conversión el que te hace entrar en la Nueva Gloria del Señor!

- Mensaje nº 259 -

Amén, os digo esto Quien no confíe en la Palabra de Mi Madre, quien no se haga bueno y puro de corazón y de alma, quien no se purifique, no se arrepienta y no se esfuerce, el Reino de los Cielos permanecerá cerrado para él, porque es a Mi Madre a quien se le dio esta misión de salvar a las almas, es vuestra confianza en Nos, la que os llevará al Padre, y es vuestro camino de conversión el que os permitirá entrar en la Nueva Gloria del Señor, Mi Nuevo Reino, creado para todos los hijos de esta tierra en el más profundo amor, porque todos vosotros sois hijos de Dios, hijos del Padre Celestial que tanto os ama.

Su amor por vosotros, Mis amados hermanos y hermanas, es tan infinitamente grande que creó para vosotros un Nuevo Hogar donde podéis vivir sin maldad ni pecado en profunda paz y perfecta plenitud.

Su amor por cada uno de vosotros es tan infinitamente grande que envió a Su Espíritu Santo para daros claridad, Su claridad, y la verdad.

Su amor por vosotros, hijos Míos, es tan infinitamente grande que envió a todos Sus ángeles, a los santos y a Mi Santísima Madre a la Tierra para proclamaros Su Palabra, para que podáis despertar, arrepentiros y prepararos para el Nuevo y Hermoso Tiempo que os espera en Mi Reino.

Su amor por cada uno de vosotros es tan infinitamente grande que Me envió a Mí, Su Santo Hijo, a la tierra para vivir entre vosotros, enseñaros y luego liberaros del pecado que ahora impera, y esto lo «pagué» por vosotros con Mi muerte en la cruz, para explicarlo en vuestro idioma.

Ahora venid también, convertíos al Señor, porque es Él, el Único Dios Verdadero, el Creador de todo ser y de vuestra existencia, por tanto, ¡corred a Él, a Sus brazos amorosos y vivid para siempre con Él y Conmigo!

Os esperamos a todos con gran alegría en Nuestros corazones, por eso no dudéis y venid a Nosotros. El Padre os curará y cuidará de cada uno de Sus hijos, y nunca más os faltará nada.

Venid, hijos Míos, venid, pues pronto se abrirán las puertas de la Nueva Jerusalén. Entonces deberéis purificaros y prepararos, pues sólo a un corazón puro podré llevar a Nuestro Nuevo Hogar.

Venid y dadme vuestro Sí. Entonces todo os irá bien.

Os amo, a cada uno de vosotros.

En profundo amor, vuestro Jesús.

Amén.