viernes, 25 de marzo de 2016

Viernes Santo

(María Santísima): Mis queridos hijos, soy la Señora de los Dolores.

Hoy, cuando contempláis a mi Hijo Jesús colgado de la Cruz y a vuestra Madre Dolorosa al pie de la Cruz atravesada por una espada de Dolor, vengo de nuevo a deciros: También hoy estoy traspasado. Estoy traspasado por la humanidad que se rebela contra Dios y se aleja cada día más y vive habitualmente en el pecado sin preocuparse de las ofensas que hace a Dios, de los males que practica y difunde y también sin preocuparse de su futuro eterno.

Estoy traspasado por esta humanidad que ha vuelto al paganismo después de dos mil años del nacimiento, vida y muerte de Mi Hijo. Esta humanidad que rechaza cada vez más Sus palabras, rechaza Su amor, rechaza Sus mandamientos, rechaza Su Evangelio y la verdad caminando por los senderos del pecado, de la violencia, de las tinieblas de Satanás abriéndose a sí misma el abismo de su autodestrucción.

Me traspasan los miles de millones de jóvenes de todo el mundo que viven habitualmente en el pecado, que ya no creen en su Creador, que ya no viven según los Mandamientos de Dios, y que día tras día traspasan cada vez más el corazón de su Padre y Creador con la espada del pecado, del desprecio, del repudio a Él y a Su Ley de Amor.

Y también traspasan mi Corazón de Madre despreciándome como su Madre y prefiriendo vivir sin mí en las cosas mundanas que llevan al mundo y a la juventud a la perdición.

Me traspasan las familias que viven cada vez más sin oración, viven sin el rezo del Rosario, viven sin amor, en la discordia, en el adulterio, en la infidelidad, en el odio. Permitiendo que Satanás destruya ya en el seno familiar toda buena semilla que pueda haber sido plantada por Dios. Impidiendo así no sólo el nacimiento de nuevas familias santas en el futuro, sino también de nuevas buenas vocaciones sacerdotales y religiosas que me ayuden a salvar a tantos hijos míos que están en peligro de condenación eterna.

Verdaderamente, las familias se han convertido en tumbas donde ya no existe la gracia de Dios, ni el amor, ni la oración, ni la fe católica. Por eso de las familias actuales salen los jóvenes más violentos, crueles, malvados, egoístas, duros de corazón y fríos que la humanidad haya conocido jamás.

Sí, éste es el resultado de las familias sin Dios y por eso os pido, hijos Míos, que hagáis el Cenáculo familiar, que recéis Mi Rosario en familia para que Yo pueda unir verdaderamente a vuestras familias y preservarlas del adulterio, de la separación, pueda preservar a los niños de crecer con el pecado, la maldad, el odio, el egoísmo y la violencia en el corazón.

Haced de vuestras familias verdaderos grupos de oración, porque si no hacéis de Mis hijos, en el futuro vuestros hijos se volverán no sólo contra los demás, sino contra vosotros mismos. Y os darán un final terrible si ahora no empezáis a crear en ellos el amor a Dios, a sus mandamientos, a las cosas santas y a Mí, vuestra Madre Inmaculada.

Sólo Yo puedo salvar a vuestras familias, pero sólo puedo salvarlas si hacéis en vuestras familias los grupos de oración que os he pedido. Entonces Me consolaréis verdaderamente en Mi gran dolor y Me daréis la gracia de vivir verdaderamente con vosotros en medio de vosotros, preservando a vuestras familias de todo mal.

Estoy traspasado por la Iglesia que ahora conoce la hora de su mayor apostasía, sus pastores, obispos y sacerdotes ya no creen en las verdades de la fe. Han caído en los vicios y en los placeres, han descuidado la oración y la penitencia y han caído en las tinieblas y por eso llevan consigo al camino de la perdición a tantas y tantas almas que ciegamente no ven que son pastores ciegos.

Estoy traspasado porque en la Iglesia la disminución de vuestra Madre María, la disminución de los Santos y Ángeles, la disminución del Santo Rosario y de las oraciones que durante tantos siglos la Iglesia ha rezado dadas por Mí para defenderla y salvarla de todos los males del mundo.

Estoy traspasado porque en la Iglesia se enseñan errores modernos que conducen a la muerte espiritual de tantas almas y a la pérdida de la fe de tantos.

Estoy traspasado porque cada día la humanidad se hunde en el adulterio, la fornicación, la violencia, el odio y las guerras y cada día se acerca más al gran Castigo que caerá sobre ella para poner fin a los pecados y crímenes que comete cada día.

¿Ves si hay dolor como Mi Dolor? Ayuda a Mis hijos a salvar a esta Mi pobre humanidad, a esta Mi pobre hija que ahora está tan herida como un leproso. Ayudadme a cerrar sus heridas con vuestra oración, con vuestro ejemplo de santidad, con vuestro amor. Y, sobre todo, haciendo grupos de oración por todas partes para difundir Mis Mensajes y llevar Mi Llama de Amor a todos Mis hijos.

Ayúdame con tu sí generoso ofreciéndome tu vida cada día, para que verdaderamente Yo viva en ti y tú vivas en mí en una vida de comunión y amor perfectos. Deseo un amor de obras, un amor de verdad y no de apariencia. Deseo una verdadera devoción a Mí sincera, profunda y real y no de apariencias.

Por tanto, comenzad de nuevo vuestra conversión, vuestra vida de oración, vuestra vida de consagración a mi Corazón Inmaculado haciéndolo todo Conmigo, por Mí y en Mí con verdadero amor. Para que Mis hijos, en vuestra vida todos Mis hijos puedan verme, sentirme y amarme.

A todos os bendigo ahora y os pido que sigáis rezando mi Rosario cada día.

A Mis hijos que rezan el Rosario de Mis Dolores al menos una vez a la semana, el Rosario de Mis Lágrimas diariamente, a Mis hijos que Me consagran el sábado por la tarde para consolarme y amarme con sus oraciones, a todos les doy ahora la Indulgencia Plenaria y Mi bendición maternal generosamente desde Belén, Jerusalén y Jacarí.

Os amo hijos Míos, la Madre del Cielo os ama a todos y os guarda a todos en su manto».