Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 5 de enero de 2014
Mensaje del Divino Espíritu Santo

Queridos hijos, Yo, vuestro Dios, vengo una vez más desde lo alto para llamaros a todos a mí, para que aprendáis de mí la sabiduría que agrada al Padre, que agrada a Jesús, que me agrada a mí para ser inmaculados e irreprochables en mi presencia.
Yo soy la verdad, yo soy la sabiduría, yo soy el río del amor, yo soy el río de la gracia y de la pureza. Quien venga a Mí y se bañe en este río que soy Yo mismo, será puro, se llenará de mi amor, se llenará de mi gracia. Y en Mí encontrará todas las alegrías del alma, y todos los deseos del corazón quedarán satisfechos.
Dichosa el alma que Me encuentra y pone su corazón en Mí, haciendo de Mí su esperanza, su tesoro, su todo. Porque esta alma recibirá el influjo de Mi Amor con toda su fuerza y Yo me uniré a esta alma y con ella, y en ella viviré para siempre.
Feliz es el alma que no tiene el corazón dividido ante Mí.
Feliz el alma que no tiene un corazón doble, es decir, que al mismo tiempo que Me ama, ama también a Mi enemigo, el pecado y Satanás.
Feliz el alma que no juega Conmigo, sino que camina sinceramente en Mi presencia, cumpliendo Mis preceptos y buscando sólo lo que Me honra, lo que Me agrada, lo que Me glorifica, lo que Me complace.
Yo soy el Esposo de vuestras almas, quiero unirme a ellas, pero igual que un esposo nunca se uniría a una esposa fea y contaminada por una enfermedad mortal, así tampoco puedo unirme a un alma infectada por el pecado, adornada por el pecado y cubierta por las heridas del pecado. Vuestras almas deben purificarse, vuestras almas deben curarse para poder casarse Conmigo.
Por eso os ofrezco la curación, os ofrezco la gracia de la regeneración. Pedidme la gracia de la curación y de la purificación de vuestras almas, y Yo las limpiaré de todo pecado, de toda infección de Satanás, de tal manera que vuestras almas se volverán: bellas, atractivas y muy santas a Mis ojos.
Entonces me uniré a ellas con santo placer y derramaré en ellas el vino de Mi Amor de tal manera que vuestras almas estarán como ebrias de santo amor por Mí y no desearán otro amor que el Mío. Y Yo seré entonces vuestra propia herencia, vuestro tesoro y vuestra vida eterna.
En estos tiempos en que la secta, a través de los medios de comunicación, ha hecho que el río de lodo del pecado lo cubra todo, las familias, la juventud, la infancia, las comunidades religiosas y toda la Iglesia, os llamo de verdad a volver a Mí, por el camino de la conversión, la penitencia y la purificación.
El río de lodo ahora lo cubre todo y la secta con su astucia infernal ha conseguido que las mentes y los corazones de los hombres desprecien la verdad y acepten los peores desórdenes morales como si fueran cosas buenas.
Os invito, pues, a volver a la pureza de la verdad, a la pureza de la santidad, a la pureza del amor para la que os he creado. Os invito a volver a la inocencia que di a vuestras almas cuando las creé y cuando soplé en ellas el aliento de la vida.
Os invito a volver a Mí, al camino de los principios, que son vida y salvación para vosotros, y a despreciar las mentiras y las asechanzas engañosas y la astucia de la secta, que con tantas cosas ha hecho que os apartéis de la verdad, que ha hecho que en vuestra alma lo justo, lo correcto, lo bueno se eclipse y se nuble por el humo de Satanás.
Y ahora estáis confundidos y ya no sabéis lo que es bueno y lo que es malo, lo que es correcto y lo que es incorrecto, lo que procede de Dios y lo que procede del Diablo, lo que conduce al Cielo y lo que conduce al infierno.
Vengo a deshacer esta seducción engañosa, vengo a arrancarte de esa muerte y a hacerte entrar en el camino de la vida, de la vida eterna, que es el camino de Mis mandamientos.
Os amo tanto y no quiero que sufráis en el futuro, por eso os envié aquí hace más de veinte años a mi castísima e Inmaculada Esposa, María, para que os enseñara lo que Me agrada, para que os enseñara lo que es la verdad, para que os enseñara lo que verdaderamente Me honra y os conduce a la salvación. Y para que a través de su enseñanza despreciaras todo pecado y todo lo que te lleva a ponerte en manos de Satanás.
Reflexionad, pensad, si Yo no os hubiera amado, ¿habría enviado aquí a Mi castísima Esposa, para luchar por vuestra salvación aun sabiendo que para muchos de vosotros Ella sería despreciada y rechazada? Para otros Ella sería herida, ¿por qué habría de encontrar vuestros corazones resistentes a las verdades que Ella vino a predicar aquí?
Si no os amara, ¿enviaría a Aquella a quien más amo en medio de vosotros, aun sabiendo que vosotros, como perros ingratos, morderíais a menudo la Mano de Aquella que intenta salvaros y arrancaros las escamas de pecados, de ceguera espiritual que cubren vuestros ojos?
¡Si no os amara no habría hecho esto! Por eso, hijos Míos, creed en Mi Amor, aceptad Mi Amor y dad hoy por fin vuestro «sí» a Mi Amor. No mordáis más las Manos de mi Casta Esposa, que sólo intenta haceros el bien y salvaros, arrancándoos de la ceguera espiritual del pecado en que vivís. No lastiméis más a mi Divina Esposa María, pues os digo: Si sigues haciéndolo, ¡me aburriré de ti! Me enfadaré y acabaré enviándote un castigo repentino, abandonándote a merced de tus propios pecados y demonios.
Venid a Mi Corazón, ese Corazón que tanto os ama, hasta el punto de haber enviado Aquí a Mi castísima Esposa y a tantos de Mis Santos. Este Corazón que te ama y que ha venido aquí en persona para decirte: Yo soy tu origen, Yo soy quien te insufló el aliento de vida y te hizo existir, Yo no tenía necesidad de ti. Así que Nosotros, las Tres Personas de la Trinidad, decidimos crearte en un acto puro de amor para que fueras partícipe de la felicidad eterna a Nuestro lado.
¿Y qué habéis hecho? Despreciar este inmenso amor y cambiarlo por bagatelas, pecados nefandos y, en verdad, por cosas que sólo acercan cada día más la boca del infierno a vuestras almas.
Vengo, vengo a vosotros, para libraros de las llamas del infierno, que desgraciadamente acercáis cada día más a vosotros por los pecados que continuamente cometéis al ofenderme.
Vengo a darte la posibilidad de una vida sin sufrimiento en la eternidad, feliz a mi lado para siempre en el Cielo. Te prometo una corona de gloria imperecedera, te prometo un manto real de luz que sólo pueden tener los príncipes del Cielo si sigues el camino de Mis mandamientos y de Mi amor. Te prometo un cetro de gloria inmortal que sólo se da a los que Yo amo de verdad y a los que son Mis descendientes reales.
Os prometo un trono, un trono de poder junto a Mí en el Cielo, poder que sólo se da a los justos, a los inocentes, a los puros, a los que aman de verdad lo que es justo y agradable a Mis Ojos.
Venid, hijos Míos, venid a heredar todo esto, y no despreciéis tanta riqueza, tan bien que os ofrezco por el alimento envenenado que os presenta Mi enemigo.
Sí, venid a Mí por María, porque justo después de la caída de vuestros primeros padres, Yo mismo, en Mi sabiduría, en Mi inteligencia suprema, decidí con el Padre y con Jesús crear a María, la que aplastaría a la serpiente infernal. Y Yo mismo la mostré a vuestros primeros padres y a la serpiente como el único portal de salvación para toda la humanidad, el único camino recto y seguro que conduciría al mundo de vuelta a Nosotros. Y la única que con la santidad de Su vida podría traeros al redentor y la salvación.
No puedes imaginar el terror, el miedo, el pavor y al mismo tiempo la furia de la serpiente cuando vio a María, porque allí ya conocía su derrota, allí la serpiente ya conocía su fin. Y sabe que en María caen al polvo todas sus obras, todas sus artimañas, todas las ciudadelas de perdición que construye. La serpiente sabe que cuando María ama a un alma, cuando María elige a un alma, cuando lucha por un alma, cuando es para un alma, cuando María entra en un alma y vive en un alma, la serpiente sabe que su reinado en esa alma ha terminado.
Por eso se esfuerza por destruir a María en los corazones, se esfuerza por disminuir a María, por hacer que las almas olviden a María, por hacer que desprecien a María y cultiven en sus corazones un orgullo infernal. Por eso la serpiente trata de inocular contra María y contra todas las demostraciones de amor a María, como las procesiones, los Rosarios, las novenas, los honores debidos a Sus imágenes, la serpiente trata de hacer desaparecer todo esto de la faz de la tierra, porque sabe que así permanecerá su reinado en las almas. Por eso destruí el reinado de la serpiente haciendo que María fuera conocida, amada, honrada con actos internos y, sobre todo, externos, porque los hombres están hechos de carne y necesitan ver actos externos de amor a María para que se abra el interior de amor a Ella.
Por eso amo tanto este lugar, por eso amo tanto a mi querido Marcos que a lo largo de su vida siempre ha hecho que María sea conocida, amada, exaltada y glorificada cultivando una verdadera devoción a Ella. Interior sí, pero también exterior, porque una devoción encerrada en una tumba, en un corazón cerrado, no puede expandirse, ni transmitirse a nadie. Por eso exaltó siempre a María con entusiasmo y con el mismo fuego que yo le di. Por eso hizo que María fuera conocida y amada por los vídeos de Sus apariciones y por la vida de Sus santos que tanto la amaron y, al hacer que María fuera conocida por ello, por los Rosarios Meditados, las Horas de Oración, los Cenáculos, las procesiones, hizo que Yo triunfara en muchos corazones. Porque donde María triunfa, Yo también triunfo, donde María es rechazada Yo soy rechazado, donde María es despreciada y rechazada Yo también soy despreciado y rechazado.
Por eso, Aquí en este lugar Mi Corazón, Mi Ojo es atraído hacia Mi amado Marcos y en él se derrama toda Mi complacencia y en él descansa y conmigo descansa Mi Divina Esposa.
Venid hijos Míos, venid aquí a aprender este secreto de salvación y santidad. Amad a María, honrad a María, vivid en María y dejad que María viva en vosotros y entonces Me tendréis incluso dentro de vosotros, viviendo en vosotros y vosotros viviréis en Mí.
Aquí quiero formar a los grandes Santos que Yo mismo mostré a mi siervo Luis María Grignion de Montfort, también a otros Santos que aparecerían al final de los tiempos. Así que, de una vez por todas, ¡dadme vuestro sí! Renunciad a vosotros mismos y a todo pecado, para que Yo pueda entonces conduciros rápidamente, con fuerza, por el camino de la salvación, de la santificación que os haga inmaculados ante Mis Ojos y os dé verdaderamente la semejanza de Mí, para que el mundo pueda verme en vosotros, es decir, sintiendo Mi presencia en vuestra alma y en vuestra vida, viendo los hermosos y dulces frutos de santidad que quiero producir en vosotros, creáis en Mí y creyendo en Mí tenga su salvación.
Os amo y os bendigo ahora, generosamente a través de María, con María y en María. Y sobre vuestras almas derramo mi soplo de Amor, de Gracia, Purificación y Santidad".
Orígenes:
El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.