Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
miércoles, 19 de junio de 2013
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Grosuplje, Eslovenia

Hoy vino San José con el Niño Jesús en brazos. A su alrededor había doce Ángeles vestidos de blanco, que formaban armoniosamente un círculo, como una corona angélica. San José transmitió el siguiente mensaje
¡La paz de mi Hijo Jesús a todos vosotros!
San José, por orden del Niño Jesús, se acercaba a la parte delantera del altar de la Iglesia. El Niño Jesús, tal como me pidió en la Iglesia de Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos, me pidió que besara tres veces el suelo de la Iglesia, delante del altar. Me pidió que hiciera con mi lengua una gran cruz como reparación por los pecados del mundo. Inmediatamente después, San José tocó el suelo de la Iglesia con los pies y al hacerlo se volvió más radiante por aquella luz divina que le envolvía procedente del Niño Jesús. Levantando la mano derecha en señal de protección y bendición dijo:
Soy el Protector de la Santa Iglesia y el Protector de vuestras familias!....
Mientras pronunciaba estas palabras sentí en mi corazón que hablaba a toda la Iglesia y al mundo, en particular al Papa.
Mi Divino Hijo me envía desde el cielo para concederos su amor y su paz. Hoy me hace más conocido y amado en toda la Iglesia y en el mundo entero, porque pide a todos que me invoquen y supliquen mi intercesión.
No temáis, pueblo santo del Señor... He aquí que la divina misericordia ha preparado tiempos nuevos para su Iglesia y para el mundo, para los que honran verdaderamente su Santo Nombre y obedecen sus santas leyes.
Hoy bendigo de modo especial al Santo Padre y le digo que se apresure a mostrar a la Iglesia y al mundo el amor de mi Corazón castísimo, pues Dios ha hecho de mi Corazón una nueva fuente de gracia para la humanidad pecadora, tan herida y abatida por las consecuencias de sus crímenes y su desobediencia a Dios.
Jesús pide a los sacerdotes más amor a mi Corazón y así serán sus ministros fieles que sabrán defender y vivir las verdades eternas.
Hoy os digo que os protejo, pueblo santo de Dios; defiendo a la Santa Iglesia y rezaré mucho por ella ante el Señor del Cielo y de la Tierra, para que sea fuerte en las pruebas y peligros que la amenazan, para que brille con fuerza, destruyendo las tinieblas que la rodean para humillación de Satanás y de sus enemigos, en estos tiempos de gran batalla espiritual.
Sed fieles a Dios. Sed verdaderos testigos de mi Hijo Jesucristo. Sed los que viven y ponen en práctica las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia. Dios ya no quiere pecados impuros, sino que quiere vidas santificadas en Su amor, que sepan ofrecerse día y noche por la salvación del mundo. Tened en vuestros corazones estas palabras mías, tened en vuestras vidas las enseñanzas que Dios os ha comunicado, desde hace muchos años, a través de las apariciones de mi Esposa Inmaculada, en muchos lugares del mundo.
Es hora de vuestro retorno a Dios y de vuestro sí verdadero y fiel a Él. No un sí temeroso, sino un sí fuerte y valiente, porque Dios está con vosotros. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recé algunas oraciones y sentí en mi corazón que San José me pedía esto, por todas las familias enfermas y heridas espiritualmente, que no viven en la gracia de Dios. Me dijo de nuevo
Rezad, rezad como una verdadera familia de Dios y el Rey del Cielo concederá un día la corona de gloria a los que viven y creen en sus palabras y en sus promesas, porque Dios siempre es fiel, aunque vosotros no viváis y no seáis fieles a lo que os pide. Cambiad, cambiad de vida. Dios os llama a la conversión. Es hora de arrepentiros y dejar vuestras redes para seguir al Salvador cuando su voz resuene en vuestros corazones y os llame hacia Él. ¡Os quiero y os bendigo!
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