Mensajes a los Hijos de la Renovación, EEUU
domingo, 8 de noviembre de 2015
Capilla de la Adoración

Hola queridísimo Jesús siempre presente en el Santísimo Sacramento. Te adoro y te alabo, mi Rey y mi Dios. Gracias por las muchas bendiciones que me has dado. Gracias por la Santa Misa y por la oportunidad de visitarte hoy en esta santa capillita. Gracias por la oportunidad de visitar a (nombre oculto) ayer. Por favor, ayuda a (nombre oculto) mientras completa los tratamientos de radiación que le quedan. Cúrala, Jesús. Conforta y consuela a (nombres ocultos) en estos momentos tan difíciles. Por favor, trae a Tu Iglesia a aquellos de nuestra familia que están fuera de la Iglesia. Rezo también por los que no Te conocen o no Te aman. Gracias por Tu protección y por permitir que Tu Santa Madre María siga viniendo al mundo a través de Medjugorje. Qué bendición indescriptible para nosotros, estar vivos durante estos tiempos. Por favor, abre nuestros corazones a las muchas gracias que la Santísima Madre nos trae. Gracias por Tu íntimo amor y misericordia. Alabado seas Señor Jesucristo Rey de todas las naciones y Rey de mi pequeño corazón. Te amo, Jesús.
«Y Yo te amo a ti, hija Mía».
Jesús, olvidé mencionar a nuestro vecino (nombre oculto) que se está muriendo. Por favor, acompaña a sus padres, a sus hermanas y a él mientras se prepara para encontrarse contigo en el Cielo. Te pido su curación, Señor, y lo encomiendo a Tu santa y perfecta Voluntad. Jesús, ¿tienes algo que decirme hoy?
«Sí, hijita mía, hay mucho que decir. La gente del mundo gira sin control sin Dios. Viven vidas de materialismo, secularismo y buscan el poder sobre los demás. Hijos míos, no hay alegría en este modo de vida. La alegría viene de seguirme. La alegría viene de amarme y servirme sirviendo a los demás. Amar es sacrificarse. Tan pocas personas saben sacrificarse en esta época. El amor es sacrificio. En consecuencia, pocos saben amar de verdad. Sólo hay una respuesta a esto: ¡Yo!».
Sí, Jesús. Tú eres la respuesta a todos los problemas de la vida. ¡Gracias, Señor!
«Hija mía, la oración es necesaria. Reza por la paz en el mundo. Reza por la paz en las familias. Reza por las conversiones».
Sí, Jesús. Rezaremos por la paz en las familias del mundo y por las conversiones. Sana a todos los que tienen matrimonios rotos, Jesús. Por favor, protege a todos los niños que sufren por la falta de paz de sus padres. Sana nuestro mundo, Jesús. Estamos muy necesitados de Ti, nuestro Príncipe de la Paz, Salvador y Redentor. Jesús, ¿tienes algo más que decirme?
«Sí, hijita mía. El caos del mundo procede del tentador, Mi adversario. Mi Padre retiene Su juicio para que más de Nuestros hijos tengan tiempo de arrepentirse y volver a la familia de Dios. Este tiempo se está acabando, aunque cuanto más espera, más tiempo se da también al mal. Algunos de Nuestros hijos están volviendo al redil como resultado de la obra de gracia que lleva a cabo Mi Santa Madre María. Sin embargo, no hay suficientes personas que escuchen a Mi Madre y pronto llegará el momento de los cambios, de los que he hablado. Esto es inevitable, corderita Mía, pues éste ha sido el plan de Mi Padre desde el principio. Cuando los tiempos de grandes pruebas desciendan sobre ti como una tormenta que arrecia, recuerda que Yo, tu Jesús estoy contigo. Estoy en medio de la tormenta, igual que estuve con Mis Apóstoles en la barca durante la tormenta que amenazó sus vidas. Recuerda que calmé la tormenta cuando vinieron a Mí y Me pidieron. Esto es lo que Mis hijos deben hacer también. Aprended de esta lección, documentada para siempre en la Sagrada Escritura, y no esperéis a llamarme cuando la tempestad haya alcanzado su punto culminante. Rezad antes. Reza enseguida y habla Conmigo durante todo el camino. Recuerda que estoy contigo. No estoy a distancia, sino siempre presente junto a Mis hijos, como si camináramos por la calle y conversáramos sobre los acontecimientos del día. Estoy con vosotros. Por tanto, no dudéis en traerme cada carga. No dudéis en compartir cada preocupación, cada temor, cada tristeza y alegría. Somos amigos, tú y yo y, por tanto, podemos hablar de cualquier cosa. Los amigos, los amigos íntimos que confían y se aman, pueden hacer esto; ¿no es así?».
Sí, Señor. Ciertamente.
«Por tanto, reza siempre y sin cesar. No puedo empezar a expresar la importancia de la oración. La oración salvará literalmente vidas; salvará almas, hijos Míos, porque vuestras oraciones son llevadas al trono de Dios en el Cielo y presentadas ante Él. Por tanto, Mi Padre escucha todas y cada una de las oraciones en los corazones y mentes, y en los labios de Sus hijos. Cada oración es preciosa para Él. Él considera cada petición, cada preocupación, cada oración de alabanza y gratitud y concede lo que cada alma necesita. Fíjate en que no he dicho que Mi Padre concede lo que cada alma desea, sino lo que cada alma necesita. Mi Padre da generosamente lo necesario para el bienestar de todas y cada una de las almas que rezan. También es un Padre generoso con los que no rezan, no Le aman; sin embargo, hay veces en que retiene los dones, como hace cualquier buen padre, para esperar a que Sus hijos vuelvan a Él. Hay momentos en que Sus consuelos están velados para que las almas santas puedan florecer y crecer en la fe, la esperanza y la confianza y, en consecuencia, en el amor a Dios. Todo se hace por Su perfecto amor y cuidadosa consideración de lo que cada alma necesita para su mayor bien, su mayor potencial, para crecer en santidad.»
Gracias, Jesús. Esto es maravilloso. Dios es maravilloso. Su amor y su misericordia son infinitos. Alabado sea nuestro Padre Dios, que hizo el Cielo y la Tierra y a toda criatura viviente. Gracias Dios por Tu benevolencia, Tu generosidad, Tu amor. Ayúdanos a crecer en el amor y en la santidad para que un día podamos vivir contigo en Tu Reino celestial.
«Hija mía, te aseguro que escucho cada oración. Si a veces piensas que no respondo o que no respondo de la manera que me has pedido, recuerda estas palabras. La respuesta que doy no siempre es la que parece más deseable, pero eso es porque doy lo que es mejor».
Sí, Señor. Lo recordaré. Sé que a veces es descorazonador, decepcionante y triste cuando no recibimos la respuesta a la oración por la curación de un ser querido o por ayuda con un problema, pero entiendo lo que Tú dices. Jesús, confío en Ti y en Tu perfecta voluntad. Sólo te pido que nunca me abandones; que nunca abandones a los Hijos de la Luz. Te necesitamos, Jesús, y no podríamos respirar ni una sola vez si Tú no nos sostuvieras a cada instante. Dependemos de Ti para la vida misma. Tú eres la vida. Tú eres la verdad. Tú eres el amor. Tú eres la luz. Cuando parezcamos estar en tinieblas, Jesús, danos Tu luz. Cuando los tiempos de grandes pruebas nos rodean como un espeso y pesado manto de niebla, distorsionando nuestra visión, distorsionando la realidad, danos la mano de Tu santa Madre María para guiarnos y mantenernos en el camino del Cielo, el camino hacia Ti. Ayúdanos cuando estemos perdidos, queridísima Madre María. Guíanos como Tú has guiado a los marineros perdidos en el mar. Sé nuestra Estrella, Madre querida y purísima, para iluminar nuestro camino y mantenernos en el rumbo durante los peligros venideros. Ayúdanos Madre bendita, aunque seamos muy indignos. Ayúdanos por Tu gran amor; Tu amor purísimo. Ayúdanos porque eres Madre y Reina de la Iglesia. Ayúdanos porque somos Tus hijos. Ayúdanos aunque no merezcamos Tu ayuda, pero ayúdanos por lo que Tú eres, la Madre del Dios Altísimo, la Madre de Jesús, nuestro Salvador. Tú eres la que, gracias a Tu «sí», trajo la redención al mundo. Nunca podremos agradecerte lo suficiente Tu «sí» santo y puro a Dios. Ayúdanos, querida Madre María, a aprender a dar nuestro «sí» imperfecto a Jesús sin dudar, como Tú no dudaste. Danos corazones fuertes y puros, Madre María. No podemos tener esto, me doy cuenta, pero podemos si Tú nos acoges en Tu Corazón puro e Inmaculado. Si lo haces, Madre querida, cuando Jesús nos mire, sólo te verá a Ti. ¿Cómo podría rechazarte a Ti, Su hermosa y pura Madre? Te necesitamos, querida Madre. Llévanos junto a Tu Hijo. Mantennos a salvo de todo daño cuando la tormenta arrecie con venganza a nuestro alrededor. Ayúdanos a extender nuestras manos y nuestros corazones a los demás necesitados, igual que Tú siempre te extendiste a los demás en amor y caridad. Sigue haciéndolo, Madre Santísima, en Tu continua e incansable ayuda a las almas. Gracias porque nunca nos abandonas a nosotros, tus pobres hijos. Ayúdanos a permanecer fieles en el tiempo de coacción que sin duda está llegando al mundo.
Habla la Santísima Madre: «Hija mía, Yo también estoy con Mis hijos, como Jesús está contigo. Yo soy tu Madre y, como buena Madre, nunca abandono a Mis hijos. Mi manto cubre y protege a los que son Míos, a los que Mi Hijo Me ha dado. Aunque no puedo ni debo preservaros de toda dificultad, para que no permanezcáis en estado de infancia, os protejo de todo mal y del maligno que quiere hacer daño a Mis hijos. Yo soy la Mujer, vestida del sol y con la luna a Sus pies y la corona de estrellas colocada sobre Mi cabeza. Esta corona, la corona de los siglos, Me fue dada por Dios durante la coronación. Es por la infinita misericordia y bondad de Dios que Él Me da esta corona, pues por esta corona, este signo para las edades, se me conceden los derechos otorgados por Dios a la Madre la Iglesia como Reina. Sólo gracias a Dios y a Su infinito amor el mundo continúa, a pesar del penoso estado de cosas. Agradece siempre a Dios Padre Su bondad. Él es bondadoso. Es misericordioso. Es generoso y da todo lo bueno a cada hijo, independientemente de su amor por Él. Si comprendierais cuánto os ama el Padre a cada uno de vosotros, os moriríais de alegría. Esto es verdad, pues ningún ser humano puede contener la plenitud del amor de Dios, y vivir. En el Cielo conoceréis este amor y en el Cielo estaréis completos. Estad seguros de este amor, hijos míos, aunque no lo comprendáis plenamente. Es digno de confianza y podéis confiar en Su amor hasta el día en que experimentéis el amor de Dios en toda su plenitud en el Cielo. Hasta entonces, debéis esforzaros por seguirle como Mi Hijo os ha indicado. Haced todo lo que Mi Hijo os ha dicho, a través de la Iglesia y de Su santa Palabra. Rezad para conocer Su dirección para vuestras vidas. Esto es muy importante, pues ¿cómo sabréis lo que Dios os pide concretamente si no rezáis para conocer la Voluntad de Dios? Él ya te ha dicho que escucha todas y cada una de las oraciones de Sus hijos. ¿Quiénes son Sus hijos? Todas las almas creadas. Si quieres conocer Su Voluntad para tu vida, reza. A través de la oración, llegarás a conocer a Mi Hijo; llegarás a conocer Su Voluntad».
Gracias, Santísima Madre por Tu amor, Tu sabiduría, Tu guía y por Tu implicación en nuestras vidas. Eres una bendición incomparable. Te amamos, Madre María. ¡Te quiero!
«Corderito mío, envío a Mi Madre al mundo por muchas razones, una de las cuales es que el corazón de Mi Madre es tiernísimo. Ella puede llegar con Su gentileza a Sus hijos que tienen el corazón endurecido. Es mansa como una paloma. Es mansa y suave, pero valiente y fuerte. Es la personificación de la santidad y la belleza. Escuchadla, hijos míos perdidos, porque Ella tendrá piedad de vosotros y acudirá en vuestra ayuda. Ella sabe amar a un niño herido mejor que nadie jamás creado, pues fue elegida para ser Mi Madre, el Hijo del Dios Viviente. No pienses nunca que eres demasiado bueno para Ella y que no la necesitas o te estarás poniendo por encima del Hijo del hombre que quiso necesitar a Su Madre. La comparto con vosotros, con todo el género humano, porque no niego nada a Mis hijos. Alegraos y regocijaos, hijos Míos. Todo irá bien. Recordad esto cuando las cosas parezcan sombrías, porque todo irá bien».
Gracias, Jesús. Jesús confiamos en Ti. Señor, ¿tienes algo más que decirme hoy?
«Hija mía, vuelvo a hacer hincapié en rezar en familia. Pido que todas las familias recen juntas. Si tu familia no reza, pues hay quienes no pueden rezar juntos por una buena razón, ya sea una separación geográfica, una enfermedad o simplemente miembros de la familia que se niegan a rezar; reza de todos modos. Reza en nombre de tu familia, porque la oración es el salvavidas hacia el Cielo, el salvavidas hacia Dios. Hago hincapié en la oración familiar, pues éste es el camino hacia la curación de las familias. Éste es el camino hacia la paz y hacia el amor. Rezad, hijos míos. Rezad por las intenciones de Mi Madre. Rezad por vuestros hermanos y hermanas necesitados. Rezad por los que no aman a Dios. Rezad por los que no conocen a Dios o le han dado la espalda. Reza por la conversión personal. Reza para que se conviertan los corazones de tus dirigentes. Reza, reza, reza. Un día conoceréis el valor de vuestras oraciones. Por hoy, hago hincapié en la oración, porque la oración es la clave de todo. Cuando rezáis, habláis Conmigo desde vuestro corazón y es así como puedo daros lo que vuestro corazón necesita: Mi amor. A través de Mi amor, Mis Hijos de la Luz, cambiaremos el mundo. Eso es todo, corderito Mío. Deseo animaros a ti y a tu familia en vuestras oraciones y os doy las gracias por las veces que habéis rezado cuando era difícil. Doy las gracias a Mi hijo, (nombre oculto) por sus oraciones. Continúa rezando mientras te preparo para lo que está por venir. La paz sea contigo. Te bendigo en nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en nombre de Mi Espíritu Santo. Recordad, tened buen ánimo. Estoy contigo y afrontamos juntos el presente y el futuro. Paz. Paz. Paz».
Gracias, dulce Jesús. Te amo con todo mi corazón, por pequeño que sea.
«Y Yo te amo, con todo el Mío».
¡Aleluya, Amén!
Origen: ➥ www.childrenoftherenewal.com
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