Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
domingo, 17 de enero de 2016
Segundo Domingo Después De La Publicación.
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la iglesia doméstica de Göttingen a través de Su instrumento e hija Ana.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado el Santo Sacrificio de la Misa con toda reverencia. El altar del Sacrificio y también el altar de María estaban de nuevo bañados por una resplandeciente luz dorada. La Santísima Madre se apareció como Fátima-Madonna, Rosa-Mística y como la Rosa Reina de Heroldsbach. El Niño Jesús en el pesebre nos bendijo durante la Santa Misa Sacrificial. El símbolo del Padre sobre el altar también estaba brillantemente iluminado.
Ahora hablará el Padre Celestial: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite hoy sólo palabras que proceden de Mí, el Padre Celestial.
Mi amado pequeño rebaño, Mis amados seguidores, Mis amados peregrinos de cerca y de lejos y también Mis amados creyentes que creen firmemente en Mis Mensajes, la temporada navideña aún no ha terminado para vosotros. En el modernismo, el árbol de Navidad y la iluminación navideña hace tiempo que dejaron de existir.
Vosotros, Mis amados, seguid Mi ejemplo y Mi plan. Vuestra casa sigue iluminada en todas las ventanas porque en vuestros corazones brillará esta luz que Yo os envío. Desde hace mucho tiempo, Mi pequeña amada, esta luz en vuestros corazones se hace cada vez más brillante. Creéis y confiáis, y expiáis a estos sacerdotes que no quieren seguirme y no quieren celebrar el Santo Sacrificio de Mi Hijo Jesucristo en el Rito Tridentino según Pío V. Viven en el modernismo y siguen rechazando esta Santa Fiesta Sacrificial según Mi deseo y plan, tal como Mi Hijo Jesucristo la instituyó para todos los hijos de los sacerdotes.
Amado pequeño rebaño, ahora estáis reunidos. Dos estaban en Mellatz y dos en Gotinga. Ha sido una semana difícil para todos vosotros, pero habéis cumplido ejemplarmente en todos los aspectos. En todos los aspectos, digo, mis queridos pequeños, porque sólo a través de mi Poder Divino pudisteis resistir, de otro modo no habría sido posible, porque os esperaban muchas tareas que exigían vuestras fuerzas hasta el límite. Pero resististeis, y quiero agradecéroslo mucho.
Te amo y quiero subrayarlo porque quieres cumplirlo todo por amor a Mí, el Padre Celestial. A menudo te hago muchas exigencias. Hasta ahora no me habéis dicho ni un solo «no».
¿Qué pasa con los hijos de los sacerdotes, Mis amados elegidos? No me siguen y continúan desobedeciéndome. Una y otra vez quiero deciros que es amargo para Mí, el Padre Celestial en la Trinidad, pero vosotros seguís expiando y por ello os doy las gracias. Haces muchos sacrificios. Nunca os cansaréis de querer cumplírmelo todo a Mí, el Padre Celestial, según Mi plan. Muchas cosas salen mal, amados míos, porque no sois perfectos. Pero creed que vuestro Padre Celestial corregirá todo lo que hayáis dejado de hacer. Tienes la firme voluntad de obedecerme a Mí, el Padre Celestial. A veces algo parece distinto de lo que podéis imaginar, porque no tenéis la previsión ni conocéis el pasado. Pero Yo, el Padre Celestial, lo ordeno todo en el presente, en el futuro y en el pasado.
Y ahora, Mis queridos pequeños, Yo, el Padre Celestial, quiero despedirme por hoy y agradeceros una vez más todo el amor que Me demostráis a diario. Os apoyo en todo. Creed más firmemente y confiad en que vuestro Padre Celestial habita siempre en vuestros corazones, incluso cuando no lo sintáis y una tarea sustituya a otra. Sin embargo, Yo estoy muy cerca de vosotros, porque os amo inconmensurablemente.
Así pues, ahora os bendice vuestro Padre Celestial con vuestra queridísima Madre, la Rosa Reina de Heroldsbach, la Inmaculada Madre Recibida y Reina de la Victoria, con todos los ángeles y santos y el niñito Jesús, el Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Sed bendecidos y protegidos en toda situación. Amén.
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