Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
lunes, 28 de diciembre de 2015
Fiesta de los Niños Inocentes.
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la iglesia doméstica de Göttingen a través de Su instrumento y de Su hija Ana.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado la Fiesta de los Niños Inocentes. Vi muchas almas pequeñas en el cielo durante la Santa Misa del Sacrificio y ángeles que las acompañaban. Vinieron sobre la casa y formaron un círculo a su alrededor. Nos saludaron. Tenían caras felices.
El Padre Celestial hablará: Yo, el Padre Celestial, hablaré ahora y en este momento a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.
Sí, Mis amados hijos de cerca y de lejos, especialmente Mi amado pequeño rebaño y seguidores, vuestra Madre Celestial hoy no puede daros este mensaje porque Sus Ojos están llenos de lágrimas. En su momento, estos niños inocentes fueron asesinados en Belén. Fueron mártires por el Hijo de Dios Jesucristo. Mis queridos hijos, ¿cómo es hoy? Se mata bestialmente en el seno materno a estas pequeñas almas que Yo, el Padre Celestial, he elegido en un plan especial de amor. Los médicos están dispuestos a matar a estos niños porque su conciencia ya no late. Cuánto tienen que sufrir estas personitas, que Yo, el Padre Celestial, he elegido, antes de que tengan que experimentar la amarga muerte. Nadie se preocupa por ellos. No se les pregunta antes de que tengan que morir si están de acuerdo con ello. No tienen posibilidad de rebelarse ni de decir: «Quiero vivir''. Deben aceptar la muerte como pequeños mártires.
Por eso os doy las gracias, Mis queridos hijos, por rezar el Rosario por la vida no nacida en este día. Desgraciadamente, debido a una enfermedad, no os es posible acudir cada tercer miércoles a la clínica abortista para esta vigilia, a fin de comprometeros por la vida no nacida. Pero estás dispuesto a recordar y rezar por estas pobres almas cada tercer miércoles.
Qué triste es para Mi Madre Celestial tener que experimentar también hoy cómo sufren estas pobres madres que estaban dispuestas a que mataran a su hijo. A menudo no están acompañadas en absoluto o tienen personas que las desprecian y sacerdotes que ni siquiera quieren escucharlas en su angustia. Hay madres a las que les han hecho tanto daño que no tienen otra opción que hacer matar a su propio hijo. Después de eso, todos ellos, mis queridos hijos, enfermarán gravemente, mental y también físicamente. Por tanto, rezad por ellos, para que acudan a Mí, el Padre Celestial, porque Yo los traigo a la Madre Celestial. Ella es la que mejor os comprende, porque sufre por cada uno de los niños no nacidos que han sido asesinados. Ella quiere ayudar a estas madres en su gran necesidad, porque tienen la oportunidad de acudir al Santo Sacramento de la Penitencia y arrepentirse de todo de corazón para comenzar una nueva vida.
Has visto a estas pequeñas almas levantarse, Mi amada pequeña, y están en el cielo. Podéis invocarlas, Mis amadas madres, para que os ocupéis de este asesinato que cometisteis sobre vuestros propios hijos.
¿Y qué hay de la fe musulmana actual? También allí la gente asesina a sus propios hijos y los mata. ¿Por qué? Porque quieren aceptar esta única fe verdadera. Si entran en contacto con un cristiano y éste no profesa la fe musulmana, son bestialmente asesinados por sus propios padres.
Mis amados, ¿no veis que esta fe musulmana sólo puede ser diabólica? Cuántas oraciones son aún necesarias para que esta fe diabólica sea rechazada, para que un político en el mundo se oponga a esta fe, para que no se extravíe aún más a estas personas y deban caer en la corrupción eterna. Esto es amargo para vuestra Madre Celestial, que tiene que observar impotente y ya no puede ayudar a nadie. Al fin y al cabo, ella es la madre de toda la Iglesia, la madre de todas las personas. En cualquier situación y por cualquier persona, se la puede llamar y está dispuesta a ayudar inmediatamente. Llámala, porque tienes en tu mano el arma más grande: ¡el rosario! Rezadle constantemente por aquellos que no se han vuelto atrás hasta hoy y que siguen perteneciendo a la fe equivocada y diabólica.
Os amo con todo mi corazón y os bendigo ahora en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Alabado sea Jesucristo por los siglos de los siglos Amén.
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