Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Último domingo después de Pentecostés.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la iglesia doméstica de Göttingen a través de Su instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado el último domingo después de Pentecostés. Ahora comienza el nuevo año eclesiástico. El altar del Sacrificio y también el altar de María estaban bañados por una resplandeciente luz plateada y dorada. Los ángeles entraron y salieron de la casa-iglesia de Gotinga. Nuestra Señora apareció como Fátima, Rosa Mística, Reina de las Rosas y Madre Inmaculada y Reina de la Victoria. Pude distinguirlas a todas. Los ángeles del Sagrario se iluminaron durante la Santa Misa Sacrificial, porque veneraron de modo especial al Santísimo Sacramento.

Hoy hablará el Padre Celestial: Yo, el Padre Celestial, os hablo ahora y en este momento a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores, amados creyentes, amados peregrinos de cerca y de lejos, todos vosotros sois significados porque vivís en la verdadera fe y obedecéis todo lo que dicen estos mensajes.

Mis amados hijos del Padre, Mis amados hijos de María, cómo he anhelado Pentecostés este último domingo. Una vez más en este año eclesiástico, he querido iluminar a Mis hijos sacerdotes sobre la verdadera fe, sobre la Santa Misa de Sacrificio, porque es la única verdadera Misa de Sacrificio. Vosotros que creéis en los mensajes y los obedecéis, estáis en la verdad. Todo lo que se dice hoy corresponde a la verdad plena. Yo, el Padre Celestial, quisiera subrayarlo hoy de nuevo.

Habrá falsos profetas. Sí, Mis amados, así lo dice la Biblia. Pero por falsos profetas no se entiende a mis elegidos, sino a los que actúan contra mis elegidos, los desprecian y les quitan su honor. Hay una diferencia, Mis amados. Se os llama falsos profetas, incluso secta, y sin embargo decís la verdad. Creéis en mis palabras, les prestáis atención y las obedecéis. Cada palabra que os digo es importante para vosotros, sí, la absorbéis con el corazón. Estás tan iluminado que apenas puedes creerlo. La luz viene de Mí, el Dios Trino, a tu corazón. Ilumina cada rincón de tu corazón. Agradece cada palabra que te doy, especialmente en este último domingo del año eclesiástico.

Porque os amo tanto, os hablo para adiestraros en la verdadera fe. No podéis creer lo que está ocurriendo ahora en el mundo y en la Iglesia de hoy, que sigue llamándose la única Iglesia católica. No puede ser, mis amados, porque en esta iglesia se amontona pecado sobre pecado. Mis hijos sacerdotes no prestan atención a Mis palabras, al contrario, las desprecian, sí, actúan con odio contra Mis mensajeros, aunque Yo estoy hacia ellos con mucho amor, porque tengo un anhelo en Mi corazón por cada uno de los sacerdotes. Anhelo a cada sacerdote. Me gustaría enfatizar esto y también repetirlo. Cada individuo es importante para Mí, porque le he elegido y predestinado, es decir, fue elegido desde el principio. ¿Qué ha sido de ellos ahora?

Toda la Iglesia católica ya no puede llamarse católica, porque está completamente destruida. De esta Iglesia no queda más que la destrucción, el caos. Una vez quise daros la verdadera Iglesia, que compré con Mi Sangre, con Mi Preciosa Sangre, pero ¿qué queda ahora de ella, hijos Míos?

Cuánto sufre vuestra Madre Celestial Cuántas lágrimas ha llorado ya por esta iglesia. Mi preciosa sangre ha corrido, pero a través de muchos corazones sacerdotales en vano. Cuántas veces he llamado a las puertas de sus corazones. Cuántas veces me he convertido en el mendigo, el mendigo de sus almas. Pero ellos han seguido manteniendo cerradas las puertas de sus corazones y las han abierto al maligno, a Satanás. Él podía entrar y confundirlos y llevarlos por mal camino. Todo se ha convertido en un caos. Es incomprensible para todos vosotros.

Cuántos mensajes y objeciones han precedido Ya están a la venta seis libros que corresponden a la verdad plena. En todas las bibliotecas podéis conseguirlos bajo el título: «El Padre Celestial habla». Puedes leer Mis palabras. Son palabras de verdad. No se pueden refutar, porque todo está de acuerdo con la Biblia. Son añadidos a la Biblia. Pero desgraciadamente se hace caso omiso de mis palabras verdaderas.

Para vosotros, Mis amados hijos, que expiáis, sacrificáis y oráis por los muchos hijos de los sacerdotes, es incomprensible que no quieran arrepentirse. Pero se trata de su poder y de su dinero. Así es como parece. Pero deben dedicarse enteramente a Mí, el Padre Celestial en la Trinidad, con corazón, mente y espíritu. ¿Y a dónde ha ido a parar su mente cuando todavía hoy dicen: «Tenemos la Biblia, no necesitamos las palabras suplementarias del Padre Celestial, porque conocemos la verdad». Y, sin embargo, no las conocen. No han comprendido nada de lo que les he explicado tantas veces a través de mis mensajeros, que se han entregado completamente a mí, como hace una y otra vez mi pequeña Ana. Ella vive la vida de expiación, sacrificio y oración con su pequeño rebaño. Ella no se rinde, ni siquiera en los sufrimientos más graves que tiene que soportar en este momento. Su pequeño rebaño la apoya en todas las posiciones.

Nada está más lejos de ella que renunciar al sufrimiento de la expiación. Una y otra vez llamo a la puerta de su corazón y ella me concede la entrada para que pueda derramar las corrientes de gracia, mucho más allá del centro de su corazón. La queridísima Santísima Madre provee a estos arroyos para que sigan fluyendo. Deben llegar a muchos hijos de sacerdotes. Este es Mi deseo y también el deseo del corazón de Mi pequeña mensajera. Ella expiará, como Yo espero que lo haga. Ella cumple Mi plan y está lejos de sus propios deseos. Mi amor está en ella, porque la amo con todo mi corazón. También su pequeño rebaño es amado sobremanera desde la eternidad, porque Yo lo he destinado a esta tarea. Ahora sucederá todo lo que está predicho en el Apocalipsis. Ahora encontrará su cumplimiento. No podéis comprender, amados Míos, lo que sucederá.

El sol y la luna ya no brillarán. Las estrellas caerán del cielo. Se desatará una poderosa tormenta y caerá fuego del cielo. Los ángeles anunciarán mi intervención con la trompeta. Sí, así sucederá, amados Míos. Todo, como he dicho, se hará realidad. No podéis comprenderlo. No podéis imaginar ni remotamente lo que sucederá. Hablo a los muchos que hoy creen, que se toman en serio estos mensajes, que los siguen y dan testimonio de ellos, que no desarrollan temores de transmitirlos, sino que, por el contrario, los difunden como la verdad. La verdad tiene lugar en sus corazones. Mis mensajeros y mis seguidores que creen en mis mensajes verán por sus radiaciones lo profunda que es su fe. Transmitirán estos rayos de amor. Verás lo que ocurre en su corazón. Porque les amo, porque les he elegido, creen. Quieren transmitir mi testimonio, mi testimonio de verdad, a pesar de toda resistencia.

Mis amados, no os rindáis en este último tiempo, que soporta el peso de la cruz. Mi Madre Celestial os apoyará porque os ama indeciblemente como vuestra Madre Celestial. Tu Corazón Inmaculado rodea tu alma. Ella quiere llegar a muchos sacerdotes a través de ti porque ama mucho a sus hijos sacerdotes. Ella es la madre de todos los sacerdotes y quiere seguir siéndolo. Quiere llamar a las puertas del corazón de sus sacerdotes, para que las abran al amor del Padre Celestial en la Trinidad. Todos tus hijos sacerdotes quieren conducirte al Padre Celestial. Éste es su deseo y su meta. Con anhelo mira hacia esta meta. Amado pequeño rebaño, transmite los mensajes a pesar de toda resistencia, allí donde sea apropiado.

Vigila al malvado. Mantente alerta, pues el malvado camina como un león rugiente. Ya el próximo que se encuentre contigo puede ser del mal. A veces no lo sabes. Pero Yo te iluminaré. Yo, el Padre Celestial, no te dejaré solo en esta incertidumbre. Recuerda siempre que sólo el bien puede salir del bien y sólo el mal puede salir del mal. Tú guardas el bien en tu corazón. Quieres transmitir el bien. Recuerda que la otra persona no siempre puede ser del bien. Así que ¡mantente alerta!

Te quiero y te agradezco toda la voluntad que has mostrado hasta ahora para expiar, sacrificar y pedir todo lo que está previsto en Mi Plan. El Padre Celestial os protege como a Sus hijos Padre y como a Sus hijos María en el amor y la gratitud.

Por eso os bendigo este domingo con todos los ángeles y santos en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Os rodea el amor, el amor del Sagrado Corazón de Jesús y de María. En el Santísimo Sacramento estás a salvo y seguro. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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