Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Día de Todos los Santos. Ana pronuncia unas palabras explicativas en la Fiesta de Todos los Fieles Difuntos, después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V, en la iglesia doméstica de Gotinga.

El Padre Celestial le ha encomendado esta tarea.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén. También hoy, Día de Todos los Santos, el altar y el altar de María estaban de nuevo bañados por una resplandeciente luz dorada y plateada.

Se me permitió ver a innumerables pobres almas que fueron atraídas a la iglesia doméstica. Tenían rostros muy tristes. La sala estaba llena de pobres almas. Estuvieron presentes durante toda la Santa Misa de Sacrificio. Especialmente durante la consagración se inclinaron con reverencia ante el Santísimo Sacramento del Altar y se postraron y lo adoraron. Mostraban esta reverencia con sus expresiones faciales.

Yo también he sentido una reverencia mucho mayor ante el Santísimo Sacramento del Altar. He sentido que esto es lo más elevado y lo más grande de nuestras vidas. Podemos alegrarnos de que Jesús esté entre nosotros con Dios y la humanidad, a quien adoramos y ante quien podemos arrodillarnos y a quien podemos decirle todo. Nada permanece oculto para Él, pero aun así quiere experimentarlo todo de nosotros mismos. Debemos contarle todo lo que nos preocupa. Él lo espera y se alegra de que seamos tan abiertos con Él. Quiere saber de nosotros todo lo que nos conmueve, porque Él está presente con la Divinidad y la humanidad. Cuando se lo contamos todo, se alegra de poder ayudarnos. Puede ayudarnos mucho más si se lo contamos personalmente.

Por eso, hoy queremos tener como principio comunicarle personalmente todo lo que nos conmueve, lo que nos preocupa, incluso lo que ocurre en el mundo, sobre todo ante el Santísimo Sacramento expuesto. Él quiere saberlo todo de nosotros. Quiere vivir siempre en nosotros y estar con nosotros día y noche. Quiere abrazarnos y decirnos que Él es el más grande de nuestros corazones. Todo le conmueve, aunque ya lo sepa. Quiere ayudarnos en todas las situaciones. A menudo no nos damos cuenta de que Él está con nosotros, de que habita entre nosotros, de que habita en nuestros corazones.

Especialmente hoy, en este día de las almas pobres, le he confiado a Él a mis familiares. Sé que todavía hay algunos en el purgatorio. Quiero que sean liberados. Eso me conmueve mucho. Él sabe el momento en que los liberará. Aún no ha llegado el momento. Me lo ha comunicado. Sólo podrá liberarles del purgatorio cuando todas las penas de sus pecados hayan sido expiadas.

Si estuvieran en la contemplación de Dios antes de haber expiado todos sus pecados, no soportarían esta contemplación del Dios Altísimo. Querrían volver inmediatamente al purgatorio. Esto lo comprendí entonces. Doy gracias por poder seguir rezando y expiando, también por mis parientes.

Sí, así es con las muchas almas que estaban hoy con nosotros. Todas pidieron oración. Hoy, en este día, se ha liberado a todo un enjambre de pobres almas. Sin embargo, todos los que estaban aquí en la casa-iglesia no fueron liberados. Pero la oración por ellos hoy les ha ayudado mucho. Para algunos no fue suficiente. Tuvieron que volver al purgatorio, y se alegraron de hacerlo, porque sabían exactamente que no era suficiente: «Aún no puedo existir ante Dios. Pero sé que seré redimido y llevado por la Santísima Madre y los ángeles para que me permitan ver la gloria eterna de Dios». Eso es seguro. Sin embargo, un gran enjambre de pobres almas ascendió inmediatamente al cielo. Felizmente fueron recogidas por los ángeles y acompañadas por ellos. La Santísima Madre también estaba presente. Fue un gran día de fiesta para las pobres almas.

Este día se había convertido en una fiesta también para mí, porque vi cómo las pobres almas se regocijaban y agradecían nuestra oración. Llevaban mucho tiempo esperando el día de hoy. Por eso estoy tan agradecida de poder vivir yo misma este día. Ahora sé qué gran día de fiesta será también para nosotros, cuando se nos permita entrar en la gloria de Dios. Estaremos agradecidos cuando otros hayan rezado por nosotros. Espero y rezo para que a todos se nos permita ir al cielo inmediatamente y no tengamos que pasar antes por el purgatorio.

Esto fue algo especial hoy, que se me permitió experimentar. Espero que muchos de ellos sientan lo mismo cuando lean este llamamiento, y que estén agradecidos por este día, y que recen también por sus familiares, para que sean liberados del purgatorio, porque de otro modo no habría entrado en la casa-iglesia una corriente tan grande. Estaba completamente llena de almas pobres. Se pueden salvar muchas almas pobres en un día. Y nosotros lo hemos hecho, pero no sólo nosotros. Los que creen en los mensajes y no sólo los leen, sino que los viven, salvan a muchas pobres almas.

El Padre Celestial agradece que todos recemos, nos sacrifiquemos y expiemos por las pobres almas y queramos liberarlas del purgatorio.

El Padre Celestial también ha dicho que hay muchas pobres almas sacerdotales que ni siquiera conocemos y por las que nadie reza ni se sacrifica. También deberíamos rezar por ellas. Éstas deben sufrir mucho en el purgatorio. A menudo están en la última etapa antes del infierno porque han pecado gravemente. Se les juzga de forma diferente a nosotros. Cuanto más alto sea su rango (papas, obispos, sacerdotes), más deben sufrir. Por ellos debemos rezar especialmente. Ellos agradecen aún más nuestras oraciones, porque a menudo están al borde del infierno y tienen que sufrir indeciblemente.

Así pues, ahora el Padre celestial, en este día de Todos los Santos, en la Trinidad con todos los ángeles, las pobres almas salvadas y con la Madre de Dios, nos bendice en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Alabados sean Jesús, María y José por los siglos de los siglos. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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