Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
sábado, 15 de septiembre de 2012
Fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María.
La Madre de Dios habla en la habitación de los enfermos en Göttingen después de la Santa Misa Tridentina Sacrificial según Pío V a través de su instrumento e hija, Anne.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Muchos ángeles aparecieron durante la Santa Misa Sacrificial e incluso más para la adoración en la iglesia de la casa en Göttingen. Entraron y salieron y rodearon el altar de María una y otra vez. Hoy celebramos la Fiesta de Mater Dolorosa - los Siete Dolores de María - la Madre de los Dolores.
Nuestra Señora dirá: Yo, vuestra queridísima Madre, hablo hoy a través de Mi instrumento obediente, humilde y voluntario, y de Mi hija Anne, en Mi Fiesta de los Siete Dolores, a todos vosotros, Mis amados Hijos Marianos, Mis amados seguidores, Mis amados fieles y peregrinos de cerca y de lejos.
Mis amados hijos, esta es una gran fiesta para Mí pero también para vosotros. ¡Seguid Mi Dolor! Mi corazón fue atravesado con siete puñaladas de una daga, Mis amados hijos. Esta es Mi fiesta porque estuve bajo la cruz cuando Mi hijo dio su último aliento en esta vida en la tierra. La Deidad y la humanidad, Mis amados hijos de María, os encontraron aquí en la cruz. Como ser humano exhaló Su vida, como Deidad continúa trabajando en el cielo con Su Padre en la Trinidad.
Amados hijos de María, ¿qué pasa con vuestra cruz? ¿Aguantaréis? ¿Pensáis en vuestros dolores, en vuestros tormentos y transgresiones cuando lleváis esta cruz? No será fácil para cada uno de vosotros. Pero Yo, como vuestra Madre Celestial, llevo vuestra cruz con vosotros si queréis seguir a Mi Hijo. Es la cruz del amor que lleváis. Él nunca os dejará solos porque sabe de vuestro dolor y Yo, como madre, también estoy involucrada en vuestra cruz. La llevo con vosotros y me gusta llevarla.
Amados hijos de María, amados seguidores, recordad que la cruz conduce a la salvación! Vuestra cruz os trae la salvación! Mirad la cruz de Mi Hijo. Haced vuestra señal de la cruz en reverencia e inclinad la rodilla ante las cruces a la vera del camino. Dejad que también os digan una y otra vez: Yo llevo mi cruz, porque Jesucristo me precedió con la cruz.
El amor hace que la cruz sea más ligera, Mis amados, porque entonces estáis seguros de que el Triune Dios os hace más fácil esta cruz a través de vuestra fe. ¡Creed y confiad! Esto es importante. Esto es lo que puedo daros hoy. Yo también he creído y he confiado.
Como Madre de todos he sufrido - como Madre Celestial - como Mater Dolorosa - como Madre de los Dolores. ¿Qué gratitud debe brillar en vuestros corazones cuando miráis mi cruz cuando estuve bajo la cruz? Siempre estaréis en gratitud también ante vuestra cruz, porque se os da según vuestra medida. Nunca es la cruz de otro, sino la vuestra propia. Debéis llevar esta, - pero no sin amor.
Hoy, en Mi fiesta, Mis amados hijos e hijos de María, habéis estado conmigo por alegría. Os agradezco que hayáis querido participar en Mi fiesta y por haber aparecido en este banquete sacrificial hoy. El sacrificio se renueva una y otra vez por Mi Hijo en cada altar de sacrificio.
Yo y también Mi Hijo queremos agradecer a Mi hijo sacerdote, que celebró esta comida sacrificial en este día, que cree y que también acepta su cruz. No la arroja. ¡No! La lleva en amor, tal como Mi Hijo Jesucristo se la dio como regalo. Cada cruz debe ser un regalo.
A través de la Cruz de Mi Hijo todos habéis sido redimidos. Sois hombres redimidos, y por eso agradeced a vuestro redentor conmigo por este gran evento, que se renueva una y otra vez en todos los altares sacrificiales. Los sacerdotes que celebran este sacrificio en reverencia son los sacerdotes favoritos de Mi Hijo y también los míos. Yo también soy la madre de los sacerdotes y los abrazo en gratitud. Bajo la Cruz Mi Hijo os ha aceptado como hijos a través de San Juan, como hijos de la Cruz. Y así estáis conmigo bajo la cruz este día. Yo, como madre del dolor, puedo acompañaros una y otra vez. Con Mi Fiat dije sí a la cruz.
Soy la madre de todos los siervos, de todas las personas humildes. También servidla. Si seguís a Mi Hijo, sois Sus siervos. Seguid llevando vuestra cruz sobre vuestros hombros, porque Jesús os mira en la Trinidad. El amor siempre permanece lo más grande y el amor dura para siempre. Soy la Madre del Hermoso Amor, la Madre de la Sabiduría, la Novia del Espíritu Santo y también la Mater Dolorosa.
Yo, como madre, he amado infinitamente a Mi Hijo y a la Trinidad. Fui la Inmaculada Receptora desde el principio. Estaba sin pecado, como lo estaba Mi Hijo. Él tomó toda la culpa y todos los pecados sobre Sí mismo, aunque Él mismo nunca había cometido ningún pecado.
Mi hijo colgaba en la cruz con dolor, con tormento. Por todo Él ha traído este sacrificio, este sacrificio redentor. Y Yo, como Su madre, tuve que verlo colgar inocentemente en la cruz. Mi corazón casi se rompía de agonía. Pero mi Sí siguió siendo un Sí para toda la humanidad.
Gracias también hoy en este día, Mis amados hijos, que os ha sido permitido experimentarlo y celebrar este día de tal manera y estar asombrados ante Su cruz. El honor y el amor, Mis amados, son una unidad. Cuando celebráis este Santo Sacrificio de la Misa con reverencia, el amor fluye en vuestro corazón, el amor de vuestra Madre y el amor del Hijo en la Trinidad.
Os amo, vuestra querida madre, con todos los ángeles y santos, y os bendigo ahora en la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Seréis amados desde la eternidad! Permaneced fieles al cielo y continuad en Sus pasos, el verdadero camino del amor y la verdad! Amén.
Orígenes:
El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.